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Un grupo de pobladores, encabezado por la historiadora Milda Rivarola, está en contra de la obra “porque atenta contra el patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad”. Además, el adoquinado cumple un papel importante en la construcción paisajística y simbólica de la localidad, considerada una de las más antiguas de nuestro país, argumentan.
Otro grupo de habitantes, en su mayoría hurreros del clan Samaniego, apoya la iniciativa e incluso atropelló la casa de la historiadora, el domingo último. Los integrantes de este sector de “defensores de la obra de progreso” ignora la historia de la ciudad, no conoce la fecha de fundación. “Acá no se festeja la fundación de la ciudad. Es más, no se cuenta con datos precisos de la fundación, se habla de 16 de enero de 1776. Solo se celebra la fiesta patronal”, afirmó el profesor Roque Bogado, que apoya el asfaltado de las calles del casco histórico.