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CIUDAD DEL ESTE (De nuestra redacción regional). Unos treinta funcionarios municipales procedieron a destruir los cercados que instalaron irregularmente los ocupantes en las orillas del lago Acaray, en el kilómetro 8 fracción Vista del Lago, de la capital departamental. La Comuna esteña envió dos tractores para la destrucción de algunos quinchos, murallas y otras construcciones que fueron levantadas para evitar el ingreso del público hasta las orillas del espejo de agua.
Una comitiva municipal-policial y ambiental acompañó de cerca a los obreros mientras destruían con mazos, barretas y otras herramientas los pilares de concreto que soportaban los tejidos de alambre. Los ocupantes del espacio público cobraban hasta 20.000 por persona para permitir cruzar por sus “propiedades” para llegar hasta la costa del lago y aquellos ciudadanos que querían ingresar en sus automóviles debían abonar G. 50.000, según las denuncias.
El empresario Francisco Leiva cuenta con un hotel ubicado a metros del lago. El mismo se apoderó también del área verde que se encuentra frente a su propiedad, instalando quinchos, canchas de vóley de playa y acuático, respectivamente.
Una vecina denunció que Leiva ofrecía los servicios de su hotel “Vista del Lago”, que incluía estacionamiento e ingreso a la playa que construyó en la franja de protección del lago, que es de dominio público.
Intentamos comunicarnos con el hotelero Francisco Leiva para escuchar su versión respecto a las denuncias, pero no atendió nuestras llamadas.
Cumplen instrucciones
El asesor jurídico de la Municipalidad de Ciudad del Este, José Denis, dijo que el procedimiento obedece al cumplimiento de una resolución emanada del Juzgado de Faltas de la Comuna, que ordena la recuperación y despeje del área de dominio público. Agregó que indefectiblemente deben ser derribadas las vallas que obstaculizan el ingreso de las personas hasta las costas del lago Acaray.
Denis aseguró que no habrá privilegios. “Tenemos instrucciones precisas de despejar el espacio verde para el esparcimiento natural de la comunidad”.
Sin embargo, muchos quinchos quedaron intactos y los propietarios, que evidentemente tienen “privilegios”, siguen usurpando el espacio público.