Denodada lucha de pilarenses para evitar un desastre como el de 1983

Un grupo de voluntarios, apoyados por militares del Regimiento RC 2, trabajan denodadamente para fortalecer el muro de protección de Pilar. La altura del dique está un metro por encima del nivel actual del río Paraguay. Ruegan que la riada se detenga para no llegar a un desastre similar al de 1983.

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PILAR (Aníbal Velázquez y Magdalena Benítez, enviados especiales). Evaristo Enciso y Cirilo Morel dirigen los trabajos de fortalecimiento del muro de protección de Pilar con miles de bolsas de arena. Aplican conocimientos de la experiencia del desastre del año 1983, cuando la ciudad fue totalmente inundada por las aguas del río Paraguay y del caudaloso arroyo Ñeembucú. Ambos recursos hídricos se encuentran en un nivel que preocupa a la población, principalmente ribereña.

Mientras decenas de hombres, jóvenes y algunos ya sexagenarios, cargaban arena en bolsas, otros acarreaban ayer al hombro costal por costal, y unos pocos, con pericia, se encargan de acomodarlas en la base del muro, casi en el agua.

Don Evaristo comentó que la tarea voluntaria se realiza las 24 horas, por turnos. También hacen un monitoreo constante de las condiciones del muro. Todavía falta un metro que cubrir, lo que significan miles de bolsas de arena. 

El poblador comentó que se necesitan postes de karanda’y para asegurar las bolsas de arena. Explicó que los costales resisten los golpes de las olas y evitan que erosione la franja de protección.

La idea es colocar las bolsas y reforzar con karanda’y hasta el pequeño muelle situado detrás de la emblemática Manufactura de Pilar, hasta donde llega la parte crítica por los golpes del oleaje. 

Mientras se produce ese vaivén de hombres, en forma intermitente funciona una motobomba que desagua un sector del costado de Manufactura de Pilar, donde se acumula agua filtrada del río por una cañería. 

Durante nuestra presencia en el lugar dos buzos de la Base Naval encontraron el sitio de filtración y anunciaron medidas para cerrar el punto de fuga. 

Don Evaristo comentó que su casa, construida a cierta altura, se encuentra en el barrio Gral. Díaz. En 1983 no se inundó, pero por efecto de las torrenciales lluvias del 9 y 10 de mayo el agua ingresó a su vivienda y la altura alcanzó hasta su tobillo. “No quiero eso del ‘83”, dijo, luego de unos segundos de silencio, con la mirada fija en el muro y expresión de quebranto en el rostro.

“Tenemos que salvar el muro, seguiremos colocando las bolsas de arena y necesitamos que las autoridades o pobladores provean los postes de karanday”, expresó.

Mientras Evaristo Enciso y Cirilo Morel dirigían a los voluntarios, el coronel Carlos Fleitas, comandante del Regimiento RC 2 con asiento en Pilar, y el capitán de fragata Ricardo Sanabria, comandante de la Prefectura Naval, dirigían el trabajo de sus subordinados. Ambos comentaron que dividieron en grupos a los militares para prestar servicios, ya sea para el fortalecimiento del muro, evacuación de damnificados y entrega de víveres en la capital departamental.

Inconcebible 

Cerca del Regimiento RC 2, en el barrio San Vicente, unas 100 viviendas se encuentran inundadas desde hace dos días por aguas del caudaloso arroyo Ñeembucú. Los damnificados criticaron a las autoridades por no instalar a tiempo en un sector del muro que protege a la zona la “poderosa motobomba” enviada por una empresa yerbatera de Itapúa para evitar que el agua ingrese a sus casas.

El viernes último las autoridades comunales y departamentales anunciaron la llegada del equipo que sería instalado de inmediato, pero hasta ayer seguía inoperativo.

Al respecto, el presidente de la Junta Departamental, Enmanuel Cuevas (ANR), se excusó al decir que el ensamblaje no se pudo completar porque faltaban algunas piezas, pero que el inconveniente se resolvió y hoy mismo entrará a funcionar.

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