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El arroyito hace una pequeña curva antes de ingresar al río, lo cual facilita que los desechos, que con frecuencia se presentan como una costra negra y espumas sobre la superficie del agua, se acumulen en una especie de pequeño remanso, para lo cual tienen instalado un sistema de boyas que retiene los desechos. El gran caudal del río Paraná hace que el residuo se desintegre y pase desarpecibido.
Del mismo arroyo se puede ver salir prácticamente todo el día una mancha oscura –similar a una lengua– que ingresa al cauce del río y se pierde en el caudal. Esta masa de líquido negro arrastra residuos químicos que afectan la calidad del agua, y en consecuencia pone en riesgo a todas las poblaciones ribereñas que viven aguas abajo.
Por lo general las descargas más “fuertes” se hacen en horas de la noche, que es cuando liberan el líquido proveniente de la planta fabril, sostiene un lugareño.
A metros del puerto está la planta celulosa Piray, cuyas instalaciones datan del año 1942 y posee uno de los sistemas más obsoletos de operación. Hace dos años una empresa de capital chino adquirió la industria, y ahora se encuentra en plena etapa de acopio de materia prima para comenzar a operar con la fabricación de pastas de madera.