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Coronel Maciel es un pequeño pueblo del sexto departa- mento que se quedó en el tiempo. El abandono reina en todos sus rincones. Calles despobladas, viviendas de adobe deshabitadas que se derrumban. Su legendaria estación solo conserva recuerdos de una época de esplendor y desarrollo.
CORONEL MACIEL, Dpto. de Caazapá (Cirilo Ibarra, enviado especial). Hace una semana, esta localidad que no tiene más de 500 habitantes en su casco urbano, recordó su aniversario de elevación a categoría de distrito y el día de su santo patrono, San Marcos.
El 24 de abril de 1918 se independizó de la capital departamental, Caazapá, y fue bautizada con el nombre de Coronel Manuel Antonio Maciel, en homenaje a aquel héroe de la Guerra del 70. Y el domingo 25 de abril fue el día de su protector.
Sin embargo, ni siquiera la diosa Natura se apiadó de esta reducida y marginada población. No se pudieron desarrollar las actividades como estaban previstas, a raíz de la inestabilidad del tiempo y las malas condiciones de las rutas de acceso. Los espectáculos, como la fiesta social, jineteada, entre otros, fueron suspendidos.
Este pueblo tuvo un tiempo de notable desarrollo durante el auge del ferrocarril. Era punto de convergencia de productores agrícolas, ganaderos y hasta de industriales de gran parte del departamento de Caazapá. Era su legendaria y pintoresca estación la que reunía a miles de pasajeros y daba vida al lugar, desde los albores del siglo pasado.
Pero durante los primeros años de 1990 se produjo el gran decaimiento; la movilización iba mermando, hasta que llegó 1994, año en que se dio el definitivo adiós al tren. Aquel transporte a vapor pasó al recuerdo, dejando hasta hoy el eco de ese pitazo característico de su llegada al pueblo.
Fue fundado en 1892 e inicialmente la llamaron San Francisco. En todos sus rincones, parece que solamente el tiempo pasado se hace presente y en forma "herrumbrosa". Su estación deslumbra y maravilla a sus visitantes, aunque lamentablemente puede desaparecer en cualquier momento.
Abuelos y abuelas son los encargados de que su historia no se pierda. Hablan con pruebas, mostrando construcciones de los tiempos de esplendor. Teniendo en cuenta la poca importancia brindada a estos mudos testigos, es probable que se quede sin aquellos hermosos retazos de su rica historia.
Cnel. Maciel está separada de la ruta asfaltada (hasta Caazapá) a apenas 12 km. Pero en días de lluvia el camino de tierra roja es intransitable. El pueblo tiene una sola cuadra de calle pavimentada (hormigón hidráulico), y en este momento la Gobernación de Caazapá construye un empedrado, también de una cuadra.
Es un lugar visitado por turistas, pero en poco tiempo no quedará nada para ver. El edificio se deteriora rápidamente y el matrimonio encargado del local (Agripina Rolón y Esteban Galeano) no tiene nada que hacer; solo observa como el kupi'i (termita) debilita las vigas y tirantes.
El intendente Ranulfo Pereira (ANR) asegura que invirtió mucha plata en el mejoramiento del pueblo. Habló de reparación de caminos vecinales y plazas, construcción de tinglados, pero no figura en su proyecto la atención al atractivo turístico del lugar, la estación de la localidad.
CORONEL MACIEL, Dpto. de Caazapá (Cirilo Ibarra, enviado especial). Hace una semana, esta localidad que no tiene más de 500 habitantes en su casco urbano, recordó su aniversario de elevación a categoría de distrito y el día de su santo patrono, San Marcos.
El 24 de abril de 1918 se independizó de la capital departamental, Caazapá, y fue bautizada con el nombre de Coronel Manuel Antonio Maciel, en homenaje a aquel héroe de la Guerra del 70. Y el domingo 25 de abril fue el día de su protector.
Sin embargo, ni siquiera la diosa Natura se apiadó de esta reducida y marginada población. No se pudieron desarrollar las actividades como estaban previstas, a raíz de la inestabilidad del tiempo y las malas condiciones de las rutas de acceso. Los espectáculos, como la fiesta social, jineteada, entre otros, fueron suspendidos.
Este pueblo tuvo un tiempo de notable desarrollo durante el auge del ferrocarril. Era punto de convergencia de productores agrícolas, ganaderos y hasta de industriales de gran parte del departamento de Caazapá. Era su legendaria y pintoresca estación la que reunía a miles de pasajeros y daba vida al lugar, desde los albores del siglo pasado.
Pero durante los primeros años de 1990 se produjo el gran decaimiento; la movilización iba mermando, hasta que llegó 1994, año en que se dio el definitivo adiós al tren. Aquel transporte a vapor pasó al recuerdo, dejando hasta hoy el eco de ese pitazo característico de su llegada al pueblo.
Fue fundado en 1892 e inicialmente la llamaron San Francisco. En todos sus rincones, parece que solamente el tiempo pasado se hace presente y en forma "herrumbrosa". Su estación deslumbra y maravilla a sus visitantes, aunque lamentablemente puede desaparecer en cualquier momento.
Abuelos y abuelas son los encargados de que su historia no se pierda. Hablan con pruebas, mostrando construcciones de los tiempos de esplendor. Teniendo en cuenta la poca importancia brindada a estos mudos testigos, es probable que se quede sin aquellos hermosos retazos de su rica historia.
Cnel. Maciel está separada de la ruta asfaltada (hasta Caazapá) a apenas 12 km. Pero en días de lluvia el camino de tierra roja es intransitable. El pueblo tiene una sola cuadra de calle pavimentada (hormigón hidráulico), y en este momento la Gobernación de Caazapá construye un empedrado, también de una cuadra.
Es un lugar visitado por turistas, pero en poco tiempo no quedará nada para ver. El edificio se deteriora rápidamente y el matrimonio encargado del local (Agripina Rolón y Esteban Galeano) no tiene nada que hacer; solo observa como el kupi'i (termita) debilita las vigas y tirantes.
El intendente Ranulfo Pereira (ANR) asegura que invirtió mucha plata en el mejoramiento del pueblo. Habló de reparación de caminos vecinales y plazas, construcción de tinglados, pero no figura en su proyecto la atención al atractivo turístico del lugar, la estación de la localidad.