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En el lugar han sido establecidos cultivos de girasol, que están muy cerca de las viviendas de los naturales.
Los sembradíos no cuentan con las medidas de protección establecidas, como una distancia mínima de 100 metros y el empleo de cortina vegetal para evitar la contaminación aérea con agroquímicos.
El lugar está en litigio y hay una orden de no innovar, indicó el nativo, quien exhibió copias de una resolución del 16 de febrero de 1996, firmada por la jueza de Asunción, Stella Burgos.
El asentamiento Yakã Marangatu está ubicado en cercanías al arroyo Yaguarazapá y la compañía 7 de Agosto, de este distrito, distante más de 170 kilómetros al noreste de Encarnación. Unas 15 familias habitan el lugar. La comunidad tiene asegurada unas 150 hectáreas de tierra, donadas por un agricultor de origen Alemán. Silvio Ramírez, cacique de la comunidad, señaló que existe una parcela de 219 hectáreas correspondientes a tierras indígenas ancestrales, pero que están bajo dominio de un ciudadano extranjero que reside fuera del país, cuyo administrador es un ciudadano paraguayo de nombre Oscar Benítez. El sitio tiene bosque donde está ubicado un cementerio, que fue arrasado con máquinas, dijo. El problema se agravó porque comenzaron a cultivar muy cerca de las chozas donde habitan, y están expuestos a los agroquímicos empleados en las labores agrícolas.
Oscar Benítez, quien dijo ser el dueño de las tierras, en sociedad con un ciudadano alemán de nombre Josef Albers, señaló que el problema es de larga data, y que cuando adquirieron legítimamente las tierras los nativos no habitaban el sitio. Añadió que un pedido de expropiación planteado por los nativos fue rechazado en el Parlamento nacional, precisamente porque los indígenas no pudieron demostrar que les pertenece. Acusó al cacique de que su verdadero interés es disponer de la reserva boscosa para vender los rollos de madera.
Los sembradíos no cuentan con las medidas de protección establecidas, como una distancia mínima de 100 metros y el empleo de cortina vegetal para evitar la contaminación aérea con agroquímicos.
El lugar está en litigio y hay una orden de no innovar, indicó el nativo, quien exhibió copias de una resolución del 16 de febrero de 1996, firmada por la jueza de Asunción, Stella Burgos.
El asentamiento Yakã Marangatu está ubicado en cercanías al arroyo Yaguarazapá y la compañía 7 de Agosto, de este distrito, distante más de 170 kilómetros al noreste de Encarnación. Unas 15 familias habitan el lugar. La comunidad tiene asegurada unas 150 hectáreas de tierra, donadas por un agricultor de origen Alemán. Silvio Ramírez, cacique de la comunidad, señaló que existe una parcela de 219 hectáreas correspondientes a tierras indígenas ancestrales, pero que están bajo dominio de un ciudadano extranjero que reside fuera del país, cuyo administrador es un ciudadano paraguayo de nombre Oscar Benítez. El sitio tiene bosque donde está ubicado un cementerio, que fue arrasado con máquinas, dijo. El problema se agravó porque comenzaron a cultivar muy cerca de las chozas donde habitan, y están expuestos a los agroquímicos empleados en las labores agrícolas.
Oscar Benítez, quien dijo ser el dueño de las tierras, en sociedad con un ciudadano alemán de nombre Josef Albers, señaló que el problema es de larga data, y que cuando adquirieron legítimamente las tierras los nativos no habitaban el sitio. Añadió que un pedido de expropiación planteado por los nativos fue rechazado en el Parlamento nacional, precisamente porque los indígenas no pudieron demostrar que les pertenece. Acusó al cacique de que su verdadero interés es disponer de la reserva boscosa para vender los rollos de madera.