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ITAPÉ, Dpto. de Guairá (Carlos Ávalos, corresponsal). La Virgen del Paso es la advocación con que se conoce a la Virgen de los Milagros de Caacupé desde el paso de su réplica por el “Paso Tuja” (paso viejo) del río Tebicuarymí, frente al pueblo de Itapé, cuando se dirigía a la vecina población de Tebicuary. Este hecho aconteció el 18 de diciembre de 1954, año mariano, durante la segunda salida de la sagrada imagen por varios pueblos de la diócesis de Villarrica del Espíritu Santo, según el relato plasmado en el libro “Santuarios del Paraguay”, de la Pastoral de Santuarios de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP).
Los responsables de aquella peregrinación depositaron la imagen en un barranco de la orilla izquierda del río, mientras lo rodeaban para buscar la parte más segura por donde cruzarlo. El 8 de diciembre de 1955 fue bendecido el monumento que fue construido para perpetuar el paso de la imagen de la Virgen Serrana en el mismo lugar donde ocurrió. Luego, por un decreto pastoral del 17 de noviembre de 1979, fue nombrado santuario parroquial por Mons. Felipe Santiago Benítez.
En el año 2004, mediante un decreto firmado por el entonces obispo de la diócesis de Villarrica del Espíritu Santo, Mons. Sebelio Peralta (+), fechado el 16 de diciembre de 2004, fue elevado a la categoría de santuario diocesano de Itapé.
El relato que se transmite de generación en generación en Itapé es que la población sufría una gran hambruna en la época en que la réplica de la Virgen de Caacupé pasó por el pueblo. Luego de su visita se produjo una abundancia de peces, tanto que los habitantes solo necesitaban meter las manos en el río para sacarlos. Además de este recordado primer prodigio, existen otros muchos más, como el de mujeres de avanzada edad que lograron concebir.
Itapé, una pequeña ciudad con unos 8.000 habitantes, es considerada capital espiritual del Guairá, dista 165 km de Asunción y 17 km de la capital de Guairá, Villarrica. Desde el inicio del novenario, el 9 de diciembre, miles de personas de diversos puntos del país llegaron en peregrinación hasta el santuario natural diocesano para honrar a la advocación mariana.