Este municipio, que está distante a 84 kilómetros de Asunción, se diferencia de las demás ciudades del noveno departamento porque cada compañía tiene una producción definida y distinta, que identifica a los lugareños.

En ese sentido, en la compañía Franco Isla las artesanas se dedican a la confección de chal, prendas de vestir y randas para manteles hechos en encaje ju.

Asimismo, en la compañía Tajy Loma los lugareños se dedican a la confección de fajas, cintos, bolsones con diversos diseños. En Beni Loma nuevamente se rescató la confección de jergas, utilizadas antiguamente para ensillar caballos y hoy día le dan la utilidad de alfombras, almohadones y tapices.

A la confección de ponchos de hilo, lana y frazadas hechos de restos de tela se dedican en gran escala los pobladores de la compañía Potrero y Espartillar. Mientras que los artesanos de Pacheco y Bajo Guazú confeccionan colchas y hamacas hechas de hilos y poyvi.

La artesanía es una de las fuentes de ingreso más importantes con que cuenta esta comunidad y que mueve la economía local. Pese a la falta de mercado y mejoramiento de la calidad y diseño de sus productos, más de 11.000 familias sobreviven de dicha actividad.

Actualmente, unas 200 artesanas que están nucleadas en la Asociación de Artesanas Carapegüeñas son las que se están beneficiando con asistencia técnica que ofrecen en la zona el Servicio Ecuménico de Promoción Alternativa (SEPA) y el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA).

Isidora Amarilla, una de las artesanas de esta comunidad que cuenta con una miniempresa artesanal, comentó que el trabajo de la artesanía es muy sacrificado y deja poca ganancia, pero que al no tener otra alternativa sigue luchando para poder dar fuente de trabajo a los tejedores, a los que tiñen el hilo y a los macateros.

En ese sentido explicó que las personas que están interesadas en conocer el proceso de elaboración de las prendas artesanales pueden llegar hasta su domicilio ubicado a una cuadra de la seccional colorada de esta ciudad.

Explicó que para la confección de una colcha de hilo o hamaca en colores como también la confección de chal para encaje ju pasa por varios procesos antes de que el hilo sea instalado en el telar o bastidor.

Explicó que para teñir el hilo en colores se debe hervir el agua y en la misma se vierten 10 kilos de hilo, se le echa la anilina del color que se quiera y se deja hervir 5 minutos. Posteriormente se saca y se deja secar para luego llevar al telar para la confección del tramado deseado.

Agregó que los tejedores ganan 5.000 guaraníes por cada colcha que sacan y muchas veces en un día sacan 5 a 6 colchas. Los que trabajan en teñido ganan 200.000 guaraníes mensuales y los que realizan el terminado de las colchas y hamacas, por cada artículo terminado cobran 5.000 guaraníes.

En esta ciudad se pueden conseguir más de 30 artículos. Algunos de ellos fueron recuperados, como las jergas, que con el apoyo de la Fundación Oñondivepá unas 30 personas fueron capacitadas para difundir nuevamente la técnica del tejido de dicho artículo. Igualmente, el SEPA se encargó de recuperar el tramado del telar antiguo llamado cuatro lisos con diseños de fauna y flora.

La artesanía puede ser una opción para obsequiar en estos días festivos a familiares y amigos, y en esta ciudad se pueden conseguir recuerdos artesanales desde 10.000 guaraníes, los manteles desde 35.000 guaraníes, hamacas desde 40.000 guaraníes y colchas desde 30.000 guaraníes.

DATOS

Actividad: Artesanía de encha jú, poyvy, prendas de vestir de hilo y más de 30 artículos como ponchos, fajas, cintos, carteras y manteles entre otros.

Beneficiarios: Más de 11.000 artesanos que viven en 14 compañías.

Característica: Identificación definida y específica de las compaìas en la confección de la artesanía.

Asistencia: Capacitación por parte del SEPA y el IPA.

Mercado: Feria local y venta al menudeo en las principales ciudades del país.

Necesidad: Falta de mercado y asistencia para mejorar calidad de diseño.

Servicio: Da fuente de trabajo a los que tiñen el hilo, tejedores y macateros.