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CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). El defensor del Pueblo adjunto, Édgar Villalba Riquelme, remitió una nota a la ministra Marta Lafuente con relación al caso que afecta a la licenciada Nancy Figueredo. Ella concursó por el cargo de la dirección del Colegio Nacional EMD de Eusebio Ayala, quien obtuvo el mejor puntaje, de 93,04, pero el cargo le fue otorgado a la profesora Juana Rodríguez, quien quedó en tercer puesto con 74,43 puntos.
Mediante el escrito, Villalba solicitó a Lafuente que tome las medidas tendientes a corregir la situación presentada, que en el mejor de los casos se podría calificar de arbitraria e injusta.
Calificó de engorrosas, absurdas e ilógicas las afirmaciones de la ministra al pretender hacer distinciones entre “concurso”, “selección”, “puntaje”, “criterio” y otros conceptos. Sus declaraciones desnudaron orfandad argumental y absoluta ausencia de lógica, sostuvo.
Con sus declaraciones confirmó lo perverso de una manipulación nefasta para lograr una arbitraria e insostenible designación, añade en la nota.
En ese sentido, Villalba señala que los torpes, enredados e ilógicos pretextos con pretensiones explicativas dadas por funcionarios ineptos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) solo evidencian orfandad argumental. Añade que no hacen más que certificar las arbitrariedad cometida y desnudar, de manera irrebatible, que la nefasta práctica de premiar la mediocridad sigue gozando de buena salud, con la consecuente injusta postergación de excelentes maestros y el irreparable perjuicio para los alumnos y la sociedad.
Villalba lanzó además varias interrogantes a Lafuente ante las declaraciones realizadas ayer, en torno a este tema: ¿Si el puntaje logrado por los participantes no importa, entonces qué es lo que importa? ¿Cuáles son los criterios utilizados para medir la idoneidad? ¿Cuáles son los elementos tenidos en cuenta para establecer el puntaje?
¿Cómo se mide la capacidad del postulante si no es a través de los exámenes orales y escritos, de las entrevistas, de los títulos, certificados, constancias y de los años de dedicación a la docencia?, añade.
Y si el puntaje logrado por los participantes no importa –como alegre, ligera y descaradamente sostienen dos abogados de ese Ministerio–, ¿cómo establecen, cómo miden, cuantifican y cualifican los criterios de selección? ¿Para qué sirven los concursos si no se designa al mejor puntuado? ¿Para qué sirve la llamada selección si no se elige al mejor, al más brillante, al más calificado?, fueron los cuestionamientos del defensor del Pueblo adjunto.
Villalba sostiene que si realmente en el MEC se tuviera en cuenta la capacidad del docente y se buscara la excelencia educativa, es una regresión nefasta, digna de una mentalidad aldeana, la Resolución Nº 19.201 que establece que se dará prioridad a los docentes que pertenecen a la institución afectada por el llamado concurso.
Y si en otra institución, ciudad o departamento existen otros educadores más capacitados, mejor formados, más certificados, con mayor experiencia y con más méritos que desean competir por el cargo, ¿qué hará el Ministerio?, pregunta en la nota dirigida a Lafuente.