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La balsa operaba sin cumplir con los requisitos administrativos para su funcionamiento, por lo que se puede señalar que funcionaba clandestinamente. Según nos comentaron, en muchas ocasiones era manejada por niños y adolescentes sin ninguna medida de seguridad.
Y como el dueño de la embarcación es el MOPC, es el único responsable de controlar las condiciones de la nave, explicó el marino.
“Contactamos con la Prefectura de Asunción y tampoco tienen registro de la balsa de Ñacunday. La embarcación ni siquiera cuenta con una matrícula”, indicó el capitán Gauto.
Anunció que iniciarán una investigación para definir la situación de la balsa, ya que hace 18 años que funciona y jamás se informó a la Prefectura de la Base Naval.
El accidente
Numerosos datos que revelan la forma irresponsable como operaba la balsa surgieron a raíz del trágico accidente ocurrido el sábado 2 de marzo, alrededor de las 18:30. Una mujer y tres niños que le acompañaban, dos de los cuales eran sus hijos, fallecieron ahogados luego de que el automóvil Chevrolet Corsa en el que se encontraban cayera de la balsa de madera en la que pretendían cruzar el río Ñacunday.
El rodado se deslizó por la rampa de la nave y cayó al río con sus ocupantes. Las víctimas fueron identificadas como Willian Javier Escurra Frutos (9), Alejandro Daniel Escurra Gauto (3), Elías Nabel Escurra Gauto (2) y María Ángela Gauto.