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Este logro se le debe al señor Feliciano Martínez (+), quien luego de ser elegido intendente inició un proceso de cambio revolucionario que duró cinco años (de 1991 a 1996). Realizó una campaña basada en la participación y en la autogestión ciudadana.
Según relata el Prof. Hugo González, poblador de la zona, la experiencia de autogestión para lograr un municipio saludable nació en una pequeña compañía de la localidad, llamada Monte Alto, en 1991.
Una veintena de familias residían en la ladera de un cerro, aisladas por la falta de caminos de todo tiempo. Tampoco contaban con luz eléctrica ni agua potable. Ante esta situación y la falta de recursos públicos disponibles en la municipalidad, Feliciano organizó una asamblea pública y les habló por primera vez a los vecinos de la autogestión, el trabajo comunitario y la solidaridad como factores claves para un desarrollo económico y social del lugar.
A pesar de que al principio dudaban, por la marginación de la que eran víctimas durante décadas, decidieron ser ellos mismos los protagonistas del cambio y desarrollo de su comunidad, cansados de que sus hijos tuvieran que emigrar a otros lares en busca de mejores oportunidades.
Don Feliciano los acompañó y ayudó durante un año y medio donde trabajaban para la construcción del camino y la pavimentación tipo empedrado. Los adultos sacaban las piedras del cerro y las rompían, los niños y las mujeres las llevaban hasta el sitio de la obra, donde otros las colocaban.
Esa autogestión daba sus frutos para mejorar la calidad de vida. Audiencias públicas, trabajo comunitario en los que se involucraron directamente las autoridades, campañas de concientización en las escuelas y barrios, fueron parte de la rutina de la ciudad, generada por don Feliciano
Ahora Atyrá ofrece al visitante la sensación de que entran a un mundo distinto. Calles limpias, veredas hermoseadas por los vecinos, carteles por todo el camino.