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La situación reveló la falta de infraestructura para atender este tipo de necesidades en el hospital más importante del cuarto departamento. El paciente en cuestión, un joven de 25 años, acudió para ser atendido por el único siquiatra con que cuenta el hospital regional de esta ciudad, Carlos Andersen.
El doctor Giret explicó que generalmente las personas que sufren enfermedades mentales están casi recluidas en su casa. En este caso en particular, el joven tuvo esa reacción porque concurrió a un lugar que representa un cambio de ambiente y en donde había muchas personas, indicó.
Ante el temor de no saber cómo seguiría reaccionando y teniendo en cuenta que estaba junto a los demás pacientes que también esperaban para ser atendidos en psiquiatría, lo amarraron como medida de seguridad.
Giret reconoció que el nosocomio de Villarrica, como todos los hospitales del interior del país, carece de la infraestructura necesaria para atender óptimamente a este tipo de pacientes. Explicó que cuentan con solo un siquiatra, que trabaja exclusivamente los miércoles, y en cada semana acuden entre 25 y 30 pacientes.