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Por su parte, los padres de tres menores aseguraron que la asistencia a sus hijos solo se brindó en el día del accidente a algunos y que luego se les dejó sin acompañamiento, algunos tanto en el aspecto médico como en el psicológico.
Joel López, padre de una de las menores a las que se le cayó una viga por la cabeza, indicó que su hija sufre de dolores de cabeza constantes y que debe volver a hacerse una tomografía. Por su parte la menor señaló que aún siente mucho miedo de entrar a clases.
“Siempre estoy pendiente del techo, no puedo concentrarme. Tenemos mucho miedo con otra compañera que también fue víctima; bajaron mis calificaciones y de lejos ya no puedo ver bien. Nunca tuvimos apoyo. Todos continuamos con problemas. Un rato no más nos apoyaron. Vinieron psicólogos del MEC por un tiempo pero nunca hablamos con ellos sobre nuestros traumas, nos hablaban de otros temas”, dijo la joven.
Por otra parte, la licenciada Lidia Mendieta, del Departamento de Orientación del Colegio Nacional de Lambaré, dijo que los jóvenes afectados tienen acompañamiento permanente, pero que debido a la ausencia de los padres, por cuestiones laborales, no pueden llevarlos al médico y por ello los jóvenes no siguen sus tratamientos.
“Todos los chicos continúan con secuelas físicas y psicológicas sin embargo desde que ocurrió el hecho, en setiembre, hasta que culminaron las clases todos tuvieron el acompañamiento de psicólogos y orientadores del Ministerio de Educación. Incluso, cuando se retiraron dejaron una lista de psicólogos de la Codeni y del Hospital de Lambaré, a donde pueden recurrir”, dijo. La profesional añadió que los alumnos no acuden a sus consultas médicas porque no hay ayuda de la familia. “Tienen medicamentos, se consigue turno para que no formen fila pero no van”.