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CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). El artesano Víctor González (60) presentó ayer ante la Virgen de Caacupé un tallado realizado en madera de trébol. Se trata de la representación de la Última Cena que llevó para su bendición durante la misa central. González trabajó más de 20 días para terminar la obra que mide 1,30 metros por 48 centímetros y pesa más de 20 kilos. El artesano se dedica desde hace 35 años a la fabricación de muebles con toques artesanales y a los trabajos de carpintería.
El artesano aseguró que estuvo trabajando muchos años en Brasil, donde aprendió diversas técnicas para los trabajos de relieve en madera.
Para esta obra utilizó un proceso especial para darle la terminación al tallado, el cual consiste en un lustre de poliuretano y un barniz de judea para resaltar los detalles. Este cuadro ha sido una de sus primeras obras de gran envergadura y fue a Caacupé a presentársela a Nuestra Señora de los Milagros y solicitar su bendición por el inicio de esta nueva etapa de su trabajo, dijo.
Víctor González vive en la compañía Las Piedras de Itá y tiene su taller en la ciudad de Villa Elisa.
Sus primeras técnicas las aprendió de su padre Alejandro González, quien era un avezado artesano. Precisamente en honor a su padre su taller de carpintería se llama "Don Alejandro". Su hija Nilda también sigue sus pasos en materia de arte, pues realiza tejidos en ñandutí, que luego él se encarga de enmarcar artesanalmente.
El artesano aseguró que estuvo trabajando muchos años en Brasil, donde aprendió diversas técnicas para los trabajos de relieve en madera.
Para esta obra utilizó un proceso especial para darle la terminación al tallado, el cual consiste en un lustre de poliuretano y un barniz de judea para resaltar los detalles. Este cuadro ha sido una de sus primeras obras de gran envergadura y fue a Caacupé a presentársela a Nuestra Señora de los Milagros y solicitar su bendición por el inicio de esta nueva etapa de su trabajo, dijo.
Víctor González vive en la compañía Las Piedras de Itá y tiene su taller en la ciudad de Villa Elisa.
Sus primeras técnicas las aprendió de su padre Alejandro González, quien era un avezado artesano. Precisamente en honor a su padre su taller de carpintería se llama "Don Alejandro". Su hija Nilda también sigue sus pasos en materia de arte, pues realiza tejidos en ñandutí, que luego él se encarga de enmarcar artesanalmente.