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Actualmente tiene 53 años, sano y fuerte, junto a su esposa Norma y sus hijos José, Grisell más conocida como “Candy”, Fanny y Nelson sigue trabajando sobre su torno y dando forma y color al barro desde hace más de tres décadas.
“Este trabajo hoy en día se valora un poco más. Para mí tiene mucho gasto porque yo mismo preparo el barro que voy a utilizar. Trabajamos en familia y deseamos tener mayor oportunidad de venta para que siga siendo rentable. Todo lo que tengo es gracias a la artesanía”, expresó Toribio.
Los productos favoritos de la familia son las lámparas y las cúpulas que resguardan a la Sagrada Familia conformada por Jesús, María y José. Candy, estudiante de Administración de Empresas, es quien ayuda con la pintura y la venta de los artículos en el local ubicado sobre la calle Mariscal López. José estudia para técnico en electricidad y dijo que su papá “es todo un artista”. Él se encarga de la preparación de la masa de barro y anhela aprender a trabajar en el torno como su padre.
Su hijo Nelson, quien se graduará de ingeniero comercial, es decorador y además de utilizar las lámparas hechas por su padre, se encarga de promocionar los trabajos de la familia. Fanny es radióloga; en su tiempo libre colabora junto a su madre Norma y hermana Candy en la venta y el pintado de los productos. Sin poder evitarlo, con una profunda tristeza recuerdan al mayor de todos, Hugo, militar, teniente primero que falleció hace dos años al estrellarse la avioneta que pilotaba en el predio de la Fuerza Aérea Paraguaya.
Toribio lamentó la falta de interés de las instituciones públicas y privadas hacia la mano de obra de los artesanos locales en distintos rubros y asegura que fabricantes argentinos y brasileños comercializan sus productos sin mayores controles en el territorio nacional.
El aregüeño también participa de la Expo Pesebre 2018, ofreciendo pequeñas cúpulas ideales para regalar.