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PILAR, Ñeembucú (Clide Noemí Martínez, corresponsal). La amenaza de muerte al responsable de la Secretaría del Ambiente (Seam) en Ñeembucú, Lic. Javier Encina, se registró el 24 de octubre. Provino de una persona que se comunicó con él telefónicamente, se identificó como Víctor Ramón Silva, funcionario del Poder Judicial, admitió ser “mariscador” y dijo cazar ciervos (especie en extinción) y carpinchos, y que su carga incluye carne vacuna.
También resaltó ser “secretario” del magistrado Carlos Domínguez y hábil en el uso de armas por ser cazador.
La amenaza fue denunciada a la comisaría del Barrio Obrero de Pilar, la que fue notificada al Ministerio Público. Consultado al fiscal de Pilar Federico Solano López, quien recibió el documento, afirmó que es un delito de acción penal privada y el Ministerio Público no tiene acción en el mismo. Recomendó al representante de la Seam recurrir a una querella privada y explicó que tiene seis meses de plazo para concretarlo.
Javier Encina había recibido la amenaza tras participar el 22 de octubre de un operativo apoyado por la Prefectura Naval y la Policía Nacional en el río Tebicuary. En esa oportunidad se procedió al decomiso de redes, espineles y armas de fuego, lo que habría disgustado al funcionario judicial.
Encina, licenciado en Ciencias Ambientales, admitió haber recibido numerosas advertencias desde que realiza esta labor. Mencionó que las personas molestas por las sanciones le han llegado a agredir verbal y físicamente, además de amenazarle con traslados, despidos y en este último caso con ultimarlo. Indicó que esto no hace sino fortalecerlo y prometió seguir siendo inflexible en el cumplimiento de su misión.
Silva dijo no recordar lo ocurrido, pero reconoció que la llamada se hizo desde su celular. Explicó que es hipertenso y que ese día tomó dos pastillas y mezcló con vino, que lo alteraron.
Señaló que lamenta lo ocurrido y que cuando la situación se tranquilice se acercará a pedirle disculpas, a pasarle la mano y darle un fuerte abrazo a Encina.
Lo calificó como un excelente funcionario a quien él, como funcionario judicial, tiene la obligación de cuidar.