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CAAGUAZÚ (Víctor Daniel Barrera, Corresponsal). El hospital distrital de esta ciudad debería estar preparado para atender la demanda de la población, compuesta por 90.000 habitantes. Al local asistencial también concurren personas de Juan Manuel Frutos, J. Eulogio Estigarribia, Yhú, Repatriación y otros puntos aledaños, totalizando más de 150.000 pobladores en la zona de cobertura.
Se trata de un hospital de cabecera de la zona Este del quinto departamento. Es el segundo más grande y mejor equipado de la zona, siendo superado solamente por el Hospital Regional de Coronel Oviedo.
Sin embargo, tiene déficit en stock de insumos y personal de blanco. Además, su infraestructura está en peligro de derrumbe.
Por la alta demanda, los pacientes son puestos en los pasillos en precarias camillas y en un ambiente insalubre por la falta de camas. Ante la escasez de insumos, los pacientes o familiares se agencian para conseguirlos.
El servicio de ambulancia es insuficiente, considerando que uno de los dos móviles se encuentra averiado.
“Contamos con dos ambulancias, una fue entregada recientemente por el Gobierno actual y la otra cuenta con desperfectos mecánicos por lo que no se está utilizando. El Ministerio de Salud no posee un taller para llevar los vehículos. Tenemos una alta demanda de traslado de pacientes, por lo que no abastece el servicio y tenemos que recurrir a hospitales de otros distritos para los traslados de urgencia”, explicó el jefe de recursos humanos del nosocomio, Lic. Diego González.
Los insumos proveídos por el Ministerio de Salud se acaban rápidamente, por la alta demanda, explicó.
El nosocomio cuenta con 50 camas distribuidas en los sectores de Maternidad, Pediatría, Clínica Médica y Urgencias Generales, pero son rebasadas ampliamente por la cantidad de pacientes.
A esto suma la escasa cantidad de enfermeros. Hay una enfermera por ocho pacientes, cuando el protocolo establece una por cuatro camas. Los funcionarios del área deben duplicar esfuerzos para atender la alta demanda, dijo González.
Calvario
Por otra parte, los pacientes se quejaron del calvario que pasan. Deben llegar a tempranas horas para poder conseguir un número para acceder a consulta médica; si no lo logran deben volver a insistir el día siguiente.
“Estoy viendo muy mal a nuestro hospital. Vine a las tres de la mañana para sacar turno; logré obtener el número dos, pero ahora ya es casi mediodía y aún no fui atendida. Tengo 66 años y me cuesta mucho estar aquí esperando por diez horas para ser atendida”, relató la paciente Nimia González.
Lamentó el estado calamitoso en que se encuentra el hospital. Acá si querés hacerte análisis tenés que comprar jeringas y guantes para los doctores, dijo.
Francisca Adrián, también paciente, se quejó de las desastrosas condiciones en que se encuentra el sanitario, la falta de limpieza y las serias fallas estructurales.
“Acá el baño es un desastre, uno tiene vergüenza de entrar allí; la limpieza es lamentable y los inodoros ya no funcionan. También los pasillos están sucios y las paredes están a punto de caerse”, señaló la paciente.
Millonario presupuesto
Las quejas por el pésimo servicio en los puestos y centros de salud pública, así como en los hospitales son una contante, pese a que la cartera de Estado manejó más de 4,5 billones de presupuesto en 2016 y este año se le asignó un monto similar. Las denuncias más comunes son por falta o escasez de insumos y medicamentos, así como déficit en la atención en pediatría y gineco-obtetricia.
El domingo 12 de febrero, en el Centro de Salud de Capiibary una mujer con siete meses de embarazo estuvo horas sentada sobre un banco sin ser atendida, pese a presentar sangrado. Le dijeron que no había médico. Después de nuestra publicación “comenzó a operar el sistema” y fue trasladada al hospital de Santaní, de donde la derivaron al Hospital Nacional de Itauguá donde fue estabilizada.