Alto Paraguay, condenado a la miseria

A lo largo de 20 años de instauración de la democracia, la Gobernación de Alto Paraguay percibió más de G. 300.000 millones para construcción de caminos y otras obras para mejorar las condiciones de vida de unos 10.000 pobladores, pero las sucesivas autoridades condenaron al departamento a la miseria, sin un solo centímetro de ruta asfaltada. La zona es una de las más ricas en recursos para el desarrollo económico, pero paradójicamente es uno de los más pobres en infraestructura.

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FUERTE OLIMPO, Dpto. de Alto Paraguay (Carlos Almirón, corresponsal).- El XVII departamento sufre el desinterés y el abandono total de sus sucesivas autoridades desde la apertura democrática. Muestra de ello es que con apenas una lluvia toda la región queda inundada y aislada por falta de caminos de todo tiempo, tal como sucede actualmente.

Los habitantes, desde hace más de dos meses, ni siquiera pueden trasladarse de una ciudad a otra. Solo esta semana llovió unos 200 mm.

La Gobernación de Alto Paraguay recibió G. 300.000 millones desde 1993 hasta el año 2013. En esos angustiosos años, solo mejoró la economía de la mayoría de las exautoridades de la institución, mientras el departamento se hunde en el atraso.

Desde la era democrática se sucedieron en el cargo de gobernador Tarcisio Sostoa (1993-1998), entre 1998 y 2003 (período de grave crisis) estuvieron seis jefes departamentales, todos colorados: Óscar Alvarenga (seis meses), Bernardino Garcete (un año), Nelson Paredes (interventor por tres meses), Sergio Valinotti (siete meses), Vidal Benítez (siete meses) y completó el período Nildo Penayo (cuñado de Rosalba Belmonte de Penayo). De 2003 a 2007 estuvo Erasmo Rodríguez y Rosalba Belmonte de Penayo completó el período de gobierno. Entre 2008 y 2013 el gobernador fue Justo Fernández Bauzá (ANR) y la actual es Marlene Ocampos, también de la ANR.

Rodríguez renunció acuciado por las denuncias de corrupción en su administración, durante la cual se detectó un faltante de G. 3.000 millones. Fue acusado de lesión de confianza y producción de documentos falsos, mismos delitos por los que luego fue acusada su sucesora, pero por un faltante de G. 4.000 millones.

En el 2009, Rodríguez fue condenado a devolver a la Gobernación G. 280 millones, pagaderos en 36 cuotas, mientas Belmonte de Penayo fue obligada a reponer G. 208 millones en 36 cuotas. Ninguno cumplió los fallos judiciales.

Tanto Rodríguez como Penayo tuvieron la protección del exdiputado José Chamorro (ANR), quien hasta 2013 manejó a su gusto y antojo las instituciones de Alto Paraguay. Impuso a candidatos a cargos electivos y una vez que asumieron los manipuló como marionetas para sus intereses personales.

Región condenada

Alto Paraguay es una de las regiones del norte del país con excelentes recursos naturales y espacio para desarrollar todo tipo de infraestructura que signifique prosperidad, pero sus sucesivos malos administradores hicieron que permanezca en el atraso. Hoy la comunidad cumple 79 días de aislamiento por la falta de caminos de todo tiempo, que afecta a más de 10.000 pobladores de las distintas localidades pertenecientes a los distritos.

El XVII departamento no dispone de un aeropuerto con mínimas condiciones, ni infraestructura para apoyar el turismo. Mientras, en esta época, no existe forma de llegar por tierra.

Una de las pocas opciones de movilidad para los pobladores es a través del río Paraguay, por medio de la precaria embarcación “Aquidabán” que llega desde Concepción. La travesía dura un promedio de 48 horas.

Las inundaciones generadas por las intensas lluvias de los últimos meses afectaron las viviendas de pobladores y los establecimientos ganaderos.

En el distrito de Fuerte Olimpo, los barrios más afectados son María Auxiliadora, Don Bosco y San Miguel. En el barrio Santa Teresita, donde viven los indígenas chamacoco, asentados a escasos metros del casco urbano de esta localidad, las casas de unas 25 familias amanecieron ayer rodeadas por las aguas.

Niños indígenas

El dirigente indígena Julio Romero lamentó la situación y denunció que las autoridades departamentales ignoran los pedidos de construcción de un sistema de canalización para evitar las inundaciones. Añadió que lo más preocupante es la situación en la que se desenvuelven los niños para trasladarse a la escuela.

“Nuestros hijos padecen enfermedades, en especial afecciones de la piel, debido al prolongado tiempo que permanecen en las aguas”, explicó.

Varios kilómetros de caminos prácticamente desaparecieron y quedaron convertidos en lodazales o lagunas. Los precarios trabajos de reparación que realizaron unos pocos operarios del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y de la Gobernación de Alto Paraguay fueron insuficientes hasta el momento.

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