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En forma humillante, el jefe departamental pretende que los escolares consuman los panificados que son procesados en medio de basura, donde hay hasta restos de veneno para ratones, poniendo de esa manera en peligro la salud de los niños.CIUDAD DEL ESTE. La Gobernación del Alto Paraná, a través de una gacetilla de prensa con fecha del 27 de mayo de 2011, dio a conocer la postura del gobernador Nelson Aguinagalde con relación a los palitos con moho entregados a las escuelas públicas del décimo departamento. El escrito, que cita expresiones del gobernador, afirma que los panificados tienen el certificado de calidad del INTN (Instituto Nacional de Tecnología y Normalización y Metrología).
Afirma, además, que los productos tienen una validez de hasta 15 días. Sin embargo, el paquete de productos distribuidos el año pasado a las escuelas demuestran que el gobernador mintió para justificar la entrega de los productos de mala calidad y que, en forma humillante, exige que los niños los consuman.
La merienda escolar no es más que un negociado de G. 18.000 millones.
Los palitos no tienen el certificado de calidad del INTN. De acuerdo a los datos que figuran en los embalajes de los productos, estos sirven supuestamente por 50 días, y no por 15 días, como afirma el gobernador.
Para los empresarios del ramo, es absurdo que un producto de este tipo se conserve por 50 días.
Pese a los cuestionamientos, Aguinagalde permite que continúe la distribución de los palitos enmohecidos en las escuelas de la región.
Otra irregularidad es que, según los documentos, los escolares deben recibir galletitas, no palitos.
Los palitos que son entregados para que coman los niños son manipulados en medio de basura, donde hay hasta restos de veneno para ratones, de acuerdo a lo que pudieron constatar periodistas de este diario.
La empresa Vega SA Soluciones en Informática, propiedad de Néstor Vega, este año fue adjudicada con G. 12.000 millones solamente para la provisión de leche fluida. El precio de la leche está sobrefacturado en cerca de G. 1.000 por cada litro, de acuerdo a los documentos.
Vega SA alquiló un depósito donde hasta hace poco funcionaba un taller, en el barrio San Antonio de Ciudad del Este, donde envasa los palitos. Los panificados llegan allí en bolsas de arpillera, y desde los camiones son arrojados en el suelo en medio de basura. Después, un grupo de niños y adolescentes arrojan en una mesa de madera los palitos, para distribuirlos en pequeños paquetes (raciones) y luego cerrarlos. El manipuleo se realiza en forma antihigiénica, pues los jóvenes no utilizan guantes ni guardapolvos.
Ayer, nuevamente tratamos de escuchar la versión de Aguinagalde, pero se niega a hablar con nuestro diario desde el año pasado.
Afirma, además, que los productos tienen una validez de hasta 15 días. Sin embargo, el paquete de productos distribuidos el año pasado a las escuelas demuestran que el gobernador mintió para justificar la entrega de los productos de mala calidad y que, en forma humillante, exige que los niños los consuman.
La merienda escolar no es más que un negociado de G. 18.000 millones.
Los palitos no tienen el certificado de calidad del INTN. De acuerdo a los datos que figuran en los embalajes de los productos, estos sirven supuestamente por 50 días, y no por 15 días, como afirma el gobernador.
Para los empresarios del ramo, es absurdo que un producto de este tipo se conserve por 50 días.
Pese a los cuestionamientos, Aguinagalde permite que continúe la distribución de los palitos enmohecidos en las escuelas de la región.
Otra irregularidad es que, según los documentos, los escolares deben recibir galletitas, no palitos.
Los palitos que son entregados para que coman los niños son manipulados en medio de basura, donde hay hasta restos de veneno para ratones, de acuerdo a lo que pudieron constatar periodistas de este diario.
La empresa Vega SA Soluciones en Informática, propiedad de Néstor Vega, este año fue adjudicada con G. 12.000 millones solamente para la provisión de leche fluida. El precio de la leche está sobrefacturado en cerca de G. 1.000 por cada litro, de acuerdo a los documentos.
Vega SA alquiló un depósito donde hasta hace poco funcionaba un taller, en el barrio San Antonio de Ciudad del Este, donde envasa los palitos. Los panificados llegan allí en bolsas de arpillera, y desde los camiones son arrojados en el suelo en medio de basura. Después, un grupo de niños y adolescentes arrojan en una mesa de madera los palitos, para distribuirlos en pequeños paquetes (raciones) y luego cerrarlos. El manipuleo se realiza en forma antihigiénica, pues los jóvenes no utilizan guantes ni guardapolvos.
Ayer, nuevamente tratamos de escuchar la versión de Aguinagalde, pero se niega a hablar con nuestro diario desde el año pasado.