Adrenalina pura con “Ojo del Águila”

Un nuevo atractivo, denominado “Ojo del Águila” e instalado en el complejo ecológico “Museo del Árbol”, causa sensación entre los visitantes. Los turistas tienen asegurada pura adrenalina.

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NUEVA ALBORADA, Itapúa (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). El “Ojo del Águila” consiste en una especie de brazo mecánico manipulado manualmente y que permite a una persona montada en una silla recorrer en una trayectoria de 180 grados sobre el vacío y observar el paisaje.

El administrador del complejo, Mario Ramírez, explicó que en la búsqueda de innovar y ofrecer a los visitantes cada vez más atractivos, idearon el peculiar juego.

Mencionó que le llamaron “Ojo de Águila” porque pareciera que la persona realiza un vuelo sobre el vacío desde donde se puede apreciar de una forma especial el paisaje, suspendido en el aire. El dispositivo consiste en un “brazo” de unos 10 metros de largo montado sobre una base en el borde de la ladera de un cerro y se extiende sobre el vacío sobre un acantilado de aproximadamente 100 metros de altura.

Se suma la adrenalina de sentirse suspendido y en movimiento sobre el vacío, dijo Ramírez.

El juego cuenta con todas las normas de seguridad para evitar accidentes. Además de los cabos de acero que sujetan el brazo giratorio, la persona lleva puestos un arnés y una soga que lo mantiene asegurada a una estructura colocada en tierra firme. 

El “Ojo del Águila” se agrega a otros juegos de carácter “extremo” con que ya cuenta el complejo, como el “Columpio del fin del mundo” inaugurado en el año 2017. Consistente en una hamaca instalada en un enorme árbol y al momento de hamacarse la persona pende sobre un precipicio de unos 100 metros. 

Ambos juegos están uno al lado del otro, sobre el cerro que se encuentra dentro el complejo con una amplia panorámica hacia el río Paraná, divisándose además, al otro lado del río, la provincia de Misiones (Argentina). 

Un paseo fuera de lo común por este lugar se inicia con una visita al Museo del Árbol. Se trata de una casa de madera que guarda muestras de las distintas maderas nativas, herramientas utilizadas en los obrajes y artesanía indígena.

Sigue con una caminata de unos 2.000 metros a través de senderos, en medio de la selva, donde el visitante puede conocer los nombres de las especies de árboles mediante carteles indicadores. 

La tirolesa se suma para disparar la adrenalina en un descenso rápido a lo largo de unos 100 metros. Finalmente, la “bici tirolesa” incorporada el año pasado es otra alternativa para la emoción.

El centro funciona con todos los juegos a pleno los fines de semana y feriados. El resto del tiempo permanece abierto y se puede hacer camping; hay sanitarios, cantina y otras comodidades.

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