Jóvenes nativos deben sortear varias adversidades para seguir estudiando

Doce jóvenes de la etnia Tomaraho de la comunidad de María Elena acampan en un predio de la Municipalidad de Fuerte Olimpo para cursar el séptimo grado. Lo hacen para seguir estudiando, aseguraron.

Predio cedido por la Municipalidad y en el cual  los nativos instalaron las carpas  para poder asistir a una institución educativa para poder cursar el séptimo grado.
Predio cedido por la Municipalidad y en el cual los nativos instalaron las carpas para poder asistir a una institución educativa para poder cursar el séptimo grado.

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FUERTE OLIMPO, Dpto. de Alto Paraguay (Carlos Almirón, corresponsal). Los jóvenes de la comunidad María Elena, distante a 60 kilómetros de esta capital departamental, viven junto a sus padres en precarias condiciones bajo carpas soportando las adversidades del clima. Pero, pese a los inconvenientes no dejan de asistir a la institución educativa de la zona.

La mayoría de los estudiantes cursa el séptimo grado y decidió instalarse en el predio cedido por la Comuna local porque en la escuela de la comunidad de nativos solo funciona hasta el sexto grado.

Silvina, una de las alumnas, relató la triste experiencia que soportan los jóvenes aborígenes para cumplir el sueño de seguir estudiando. La joven todavía no conocía el nombre de su nueva escuela, ya que era la primera vez que se disponía a acudir.

El líder de la comunidad de los Tomarahos, Nelson Arce, expresó que es una verdadera pena la situación en la que viven porque deben soportar lluvia y frío bajo las carpas. Indicó que en varias ocasiones recurrieron al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) para solicitar la apertura del tercer ciclo de la Educación Escolar Básica (EEB) en la escuela de su comunidad, pero no tuvieron la respuesta deseada.

Pedro Vera, padre de uno de los estudiantes, pidió que la cartera de Estado habilite este año el séptimo grado en la comunidad. Luego el octavo y el noveno grado en los años siguientes para que los jóvenes puedan estudiar sin tener que abandonar la población indígena, señaló.

En la comunidad de María Elena viven las últimas 85 familias de la etnia Tomaraho existentes en todo nuestro país, destacó.

Los estudiantes no reciben asistencia de institución alguna, por lo que la situación es aún más complicada.

Son obligados a dejar su hábitat

Los Tomarahos todavía practican la ceremonia de iniciación de púberes y mantienen un conocimiento detallado de los mitos y del chamanismo. Sin embargo, la etnia está actualmente al borde de la desaparición debido a la pobreza derivada de la transformación de su hábitat, la degradación de los recursos naturales y la presión generada por la expansión de actividades económicas. Algunos jóvenes emigran a otras ciudades, abandonando sus costumbres.

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