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BELÉN, departamento de Concepción (Aldo Rojas Cardozo, corresponsal). La celebración comenzó con la procesión de la imagen del Santo Rey (San Baltasar) desde la iglesia parroquial “Nuestra Señora de Belén”, ubicada en esta ciudad. Fue llevada en andas por espacio de cuatro kilómetros hasta su oratorio, situado en la casa de la familia Pachiguá.
El recorrido fue acompañado por gran cantidad de personas vestidas con capas rojas y con el rostro tapado con telas negras, emulando al santo que tiene tez oscura. En la comunidad, a los promeseros disfrazados se los conoce como “Kamba ra’anga”.
El oratorio queda a unos 50 metros de la ruta principal. En el trayecto de la calle, a ambos lados se colocan puestos de venta de variadas comidas, juegos de azar, entre otros, que caracterizan a las fiestas patronales tradicionales del interior de nuestro país.
Una vez que el santo llega a su oratorio, numerosas personas ingresan al lugar sacro para orar, hacer sus pedidos de favores y también agradecer por los milagros obrados por el santo.
Importante cantidad de velas son encendidas en el piso como símbolo de confianza en el Santo Rey. Una costumbre de los devotos que llegan desde diversos puntos del primer departamento y de otros de nuestro país es tocar la imagen.
En el mismo predio del oratorio, grupos musicales realizan presentaciones que son acompañadas por numerosas personas.
Historia
José Tomás Pachiguá fue quien inició la veneración al Santo Rey, cuya imagen le había obsequiado su madrastra cuando era joven. Desde entonces festejan su día cada 6 de enero en Santo Rey-Kilómetro 16 y cada año aumenta la cantidad de promeseros en el oratorio.
Pascuala González Pachiguá (75) recordó que a la imagen le tenían en un nicho fabricado de madera de palo santo. Luego colocaron en un pesebre, pero en sueños se le presentó a la esposa de José Tomás Pachiguá –la señora María Dominga– y le pidió que le quitaran de la caja, y desde entonces lo tienen en un oratorio, relató.
Un antiguo poblador de la zona, recordado como Pilincho Lezcano, poco antes de la revolución de 1947 había construido un pequeño oratorio para el santo, pero se desmoronó. Luego fue levantado otro al que acuden los fieles a rendirle homenaje. Desde hace varios años, la señora Paulina Pachiguá (90), quien es la hija menor de José Tomás, es la encargada del Santo Rey. La mujer no tuvo hijos y hace tiempo perdió la audición, por lo que es difícil conversar con ella, explicaron sus familiares.