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“Estamos aquí gracias a las presiones internacionales. El Gobierno cubano está desesperado. Quiere dar una imagen diferente de Cuba a la comunidad internacional”, afirmó ayer Soler, Día de la Independencia de Cuba, en una conferencia de prensa en Miami.
En la emblemática Torre de la Libertad, la disidente explicó que haber podido salir de la isla le está permitiendo llevar con ella “la realidad de Cuba, de la disidencia cubana y de las Damas de Blanco” a distintos lugares del mundo, entre ellos el Vaticano.
Allí se reunió con el papa Francisco, al que pidió “ayuda para el pueblo de Cuba” y quien, según relató, “conoce la lucha” de las Damas de Blanco y “sabe que es pacífica, que somos amantes de la paz y el amor y que somos mujeres que confiamos en Cristo”.
“Me llevo las bendiciones del papa Francisco y se las llevo al pueblo de Cuba”, indicó.
En la conferencia de prensa Soler dijo que en Cuba “no hay independencia, no hay libertades” y por eso la disidencia sale fuera “en busca de apoyo”.
En su opinión, los cambios que están sucediéndose en Cuba son meramente “cosméticos” y “no resuelven los problemas”, porque al final y al cabo, dijo, el régimen actual es “el mismo perro con diferente collar”.
En ese sentido recordó que hay otras importantes figuras de la disidencia que aún no han podido salir de la isla, entre ellos expresos políticos del Grupo de los 75 como su marido, Ángel Moya, o Iván Hernández Carrillo.