Nenecho, ¿dónde está la plata?

Develado en marzo de 2024 por este diario, lo que aparenta ser el mayor desvío de fondos públicos de nuestra historia, consistente en la desaparición –hasta ahora– de lo recaudado mediante bonos emitidos para construir obras municipales de infraestructura en la capital del país, sigue sin ser esclarecido en cuanto al destino final unos 500.000 millones de guaraníes, sobre todo a causa del silencio del intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista) y a la complicidad de la gran mayoría de los concejales. Sin duda alguna, la serie de escándalos que se suceden, ya sea en la Municipalidad como en otros ámbitos del sector público, va relegando en el olvido a los más antiguos, lo que beneficia a los sinvergüenzas.

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En julio del año pasado, la Contraloría General de la República (CGR) dictaminó que el Ejecutivo Municipal se limitó a informarle “en forma genérica” de inversiones hechas por un total de 492.000 millones de guaraníes, que en su mayoría correspondían a gastos corrientes o a inversiones no relacionadas con los fines para los que los fondos fueron tomados y que, además, no tenían los documentos de respaldo correspondientes. A todo ello se agregaba que el art. 197 de la Ley Orgánica Municipal “prohíbe realizar operaciones de crédito público para financiar gastos corrientes” (subrayado en el original).

El rotundo dictamen llegó al Ministerio Público, que días después allanó varias oficinas municipales, tras la apertura de una investigación contra personas innominadas y por presuntos hechos punibles aún no tipificados. Se ignoran los avances, si es que han habido, pese a que el art. 95 de su ley orgánica le obliga a mantener informada de su gestión a la ciudadanía. Lo que sí se sabe, al menos, es que en el Presupuesto Municipal de 2025 aparecieron por arte de magia más de 410.668 millones de guaraníes, como saldo de los bonos: ¿acaso la suma recaudada no había sido empleada en forma ilícita para financiar gastos corrientes recurriendo a la “cuenta única” o para otros también ajenos al propósito de la emisión de los bonos, sin constancias de pago? Las posibles irregularidades se vislumbran así desde diferentes aristas.

Los ediles aún no aprobaron la rendición de cuentas de la ejecución presupuestaria porque el intendente puede presentarla recién dentro de los tres primeros meses de este año. Por de pronto, sigue en pie la acuciante pregunta de adónde fue a parar la colosal suma de dinero que la Municipalidad deberá devolver con intereses a los tenedores de bonos, sin que la población asuncena se haya beneficiado con las obras que tendrían que haberse montado. Es necesario recordarlo una y otra vez, porque Nenecho –imputado por lesión de confianza y asociación criminal en el caso de las compras con motivo de la pandemia– no tiene el decoro de explicar a los asuncenos adónde fueron a parar unos fondos multimillonarios que tenían destinos específicos. Se dedicó más bien a viajar con cualquier pretexto, delegando a sus allegados la imposible tarea de justificar la desaparición del dinero de todos, como si quien ejerciera un cargo público podría disponer de él con toda discrecionalidad, esto es, hacer lo que se le antoje porque para eso manda.

Su manifiesta inconducta deriva de una convicción generalizada en el sector público, que persistirá mientras no se apliquen las leyes penales y administrativas porque los delincuentes de saco y corbata cuentan con apoyo político. Como los sinvergüenzas confabulados contra el interés general esperan que el paso del tiempo genere el olvido de la ciudadanía o incluso la prescripción del hecho punible cometido, es necesario recordar una y otra vez las causas penales abiertas y las que deben serlo para que las cosas no terminen en agua de borrajas, como acontece muchas veces.

Para que los autores, cómplices y encubridores del presunto colosal desvío de fondos no sigan burlándose miserablemente de los asuncenos, es preciso que estos tomen conciencia de que ellos son las verdaderas víctimas del caso. Aparte de que el erario municipal habría sido saqueado, la ciudad no tendrá las obras de infraestructura previstas y sus habitantes deberán devolver con sus tributos el dinero ingresado con la emisión de los bonos, que aparentemente sirvieron para el financiamiento ilegal de gastos públicos o quizá para algo más grave, como llenar bolsillos privados. En consecuencia, es necesario que la opinión pública exija desde ya que el pachorriento Ministerio Público acelere sus actuaciones, más aún atendiendo que ya cuenta con el ilustrativo dictamen de la CGR: ya está hecho gran parte del trabajo investigativo, así que no restará mucho por indagar.

Ante este lamentable panorama, y mientras la ciudad se cae a pedazos, no cabe sino continuar formulando la pregunta que interesa a todos los asuncenos: Nenecho, dónde está la plata?

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