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Pasaron casi tres años, pero la Policía Nacional (PN) aún no ha podido capturar a Dalia López, la “empresaria” que “paraguayizó” al famoso exfutbolista brasileño Ronaldinho Gaúcho y a su hermano Roberto de Assis Moreira, gracias a la complicidad o a la ineptitud de funcionarios de su Departamento de Identificaciones y de la Dirección General de Migraciones (DGM), dependiente del Ministerio del Interior. El bochornoso caso recuerda el del “hermano del alma” Darío Messer, cuya orden de captura librada por la Justicia brasileña fue recibida por Interpol Paraguay en mayo de 2018, pero que fue aprehendido en São Paulo recién en julio de 2019: la PN no se enteró de que se había ocultado en territorio paraguayo, en una estancia de Salto del Guairá, propiedad del “cigarrillero” Roque Fabiano Silveira, y no se entregó quizá porque confiaba en la protección de su amigo presidente. Es más, hasta recibió dinero que le envió su “hermano del alma”, pero la policía... si te he visto, no me acuerdo.
Qué gran contraste los de estos casos con lo que ocurrió con el mortal atentado que sufrió el fiscal Marcelo Pecci en mayo de 2022 en Cartagena de Indias, Colombia. A la fecha ya fueron detenidos los presuntos autores y cómplices en operativos realizados en ese mismo país, en Venezuela y en El Salvador. En verdad, la comparación resulta una verdadera vergüenza para nuestra policía.
Dado el antecedente, no sería raro que, aparte de la consabida ineficiencia policial, también cierta cercanía con el poder político tenga que ver con que Dalia López, imputada por los delitos de asociación criminal y producción de documentos públicos de contenido falso, siga prófuga hasta el punto de que haya sido necesario reiterar ¡por cuarta vez! la orden de captura que pesa contra ella: la última fue dictada el 31 de enero, luego de que una lujosa camioneta que aparece a su nombre –sin chapa– fuera hallada casualmente en la playa de estacionamiento de un centro comercial de Asunción. Según la PN, las huellas dactilares parciales halladas en el habitáculo son insuficientes para atribuirlas a la dueña, pero sí se sabe que suele ser conducida por su hijo John Héctor D’Ecclesiis, sobrino del diputado Freddy D’Ecclesiis (ANR, abdista), hoy candidato a gobernador de San Pedro y alguna vez vinculado con el narcotráfico por una comisión senatorial. Como tanto al legislador como a la empresaria prófuga se les relaciona con hechos presuntamente fuera de la ley, también se recuerda que habrían intervenido para que un empresario Mario Te Sui Yong obtuviera un pasaporte paraguayo falso, llegando incluso a fotografiarse con Mario Abdo Benítez, en su residencia, durante la campaña electoral de 2018.
La prófuga era o es la dueña de ocho empresas, investigadas por la Subsecretaría de Tributación desde septiembre de 2019, por lavado de dinero y evasión fiscal, ignorándose los resultados de la pesquisa. El mismo mes y año, estando al frente de la Fundación Fraternidad Angelical, participó en un acto oficial realizado en San Juan Bautista del Ñeembucú, al que también asistió el presidente Abdo Benítez, en cuya ocasión presentó un proyecto solidario de asistencia médica a niños en situación vulnerable, con el acompañamiento del famoso exfutbolista “paraguayo”. El sacerdote local Ismael Obregón dijo que había llegado en helicóptero y que “se apropió” del acto de la Entidad Binacional Yacyretá. Se podría pensar que ya estaba tramando los hechos punibles por los que sería imputada.
Cuando la estrella deportiva arribó a Asunción, el por entonces novio de la “emprendedora”, Luis Alberto Gauto, se jactó ante el empresario brasileño acompañante Wilmondes Sousa Lira de cuánto “mandaba” en el aeropuerto internacional, pues también este pudo ingresar con una falsa cédula de identidad paraguaya; su esposa Paula declaró ante la Fiscalía que Dalia López le había dicho en el Departamento de Identificaciones de la PN que ni siquiera debía formar fila, ya que ella era “muy influyente” y agilizaría los trámites. ¿Quien le daba tanto poder? Posiblemente alguien que hasta hoy impide que sea capturada.
En agosto de 2021, el entonces ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, anunció en vano una “importante” recompensa para quien brinde informaciones sobre la prófuga. Ahora, tras el hallazgo fortuito de la camioneta, el agente fiscal Federico Delfino abrió una carpeta de investigación sobre “personas innominadas” y “hechos punibles a determinar”, para saber si la fugitiva está contando con ayuda. Es tan obvio que de eso se trata, que cabe preguntarse por qué se ha perdido tanto tiempo para iniciar esta pesquisa.
En el caso Messer quedó en evidencia que los policías andaban con antiparras muy oscuras, probablemente regaladas desde las más altas esferas, para que no pudieran ver y capturar al prófugo. Dadas las circunstancias, puede pensarse que lo mismo está ocurriendo con Dalia López. Así es que se van a ir abriendo más carpetas fiscales pero ella, en algún lugar, se estará riendo de los paraguayos. Así es nuestra Justicia, así es nuestra Policía.