Una ciudad en ruinas recibirá a los visitantes de los juegos Odesur

Entre el 1 y el 15 de octubre próximos, Asunción será escenario de los XII Juegos de la Organización Deportiva Sudamericana (Odesur), en que se espera la visita de hasta 20.000 turistas, además de unos 7.000 atletas, entrenadores y dirigentes deportivos de 15 países, todo lo cual pondrá a dura prueba la hospitalidad nacional. La mayor parte de las competencias se realizará en Asunción, pero se prevén también algunas en ciudades del interior. Por de pronto y tal como están las cosas, duele constatar que la Madre de Ciudades no los recibirá de la mejor manera, pues su Gobierno municipal se viene distinguiendo por su presunta corrupción, el clientelismo y la ineficiencia mayúscula.

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Entre el 1 y el 15 de octubre próximos, Asunción será escenario de los XII Juegos Suramericanos, organizados por la Organización Deportiva Sudamericana (Odesur), el mayor evento internacional jamás realizado en el Paraguay: se espera la visita de hasta 20.000 turistas, además de unos 7.000 atletas, entrenadores y dirigentes deportivos de 15 países, todo lo cual pondrá a dura prueba la hospitalidad nacional. La mayor parte de las competencias se realizará en Asunción, pero se prevén también algunas en Encarnación, en el lago de Itaipú, Mariano Roque Alonso y Luque. El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) también debe poner lo suyo para que las rutas estén en buenas condiciones.

Por de pronto y tal como están las cosas, duele constatar que la Madre de Ciudades no los recibirá de la mejor manera, pues su Gobierno municipal se viene distinguiendo por su presunta corrupción, el clientelismo y la ineficiencia mayúscula. Cuando se desplacen por sus calles, avenidas y aceras rotas, observen las plazas invadidas, los residuos acumulados o a indígenas viviendo en inhumanas condiciones, además del caótico tráfico, los huéspedes creerán que los asuncenos son muy pacientes o que ya se han habituado a vivir en un ambiente de lo más lastimoso. No hablemos ya del denominado “centro histórico”, a donde seguramente convergerá gran parte de los visitantes, que está abandonado, a lo que puede agregarse la inseguridad.

En verdad, es vergonzoso tener que recibirlos en estas condiciones, porque ni la Intendencia ni la Junta Municipal atienden las necesidades de la generalidad de los vecinos, sino más bien las de sus respectivas clientelas, que mucho recargan el deficitario presupuesto y generan el endeudamiento creciente. Pese a todo, y como si las cosas estuvieran en orden en nuestra capital, el intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista) se ausentó durante veinte días, entre junio y julio, para asistir en Israel a un curso sobre seguridad ciudadana; y a fines de agosto, aprovechó su viaje a Roma, con motivo de la investidura como cardenal del arzobispo Adalberto Martínez, para distraerse pues se lo vio bailando despreocupadamente en la capital italiana. A su regreso, se habrá enterado del contundente informe de la Contraloría General de la República que le atribuyó supuestas contrataciones irregulares en 2020, con motivo de la pandemia.

La pésima administración municipal asuncena no es un caso excepcional, ya que a lo largo y ancho del país, empezando por el área metropolitana, se advierte que el desempeño de los intendentes y concejales, en general, dista bastante de ser encomiable. Guardando las debidas proporciones, la infraestructura y los servicios municipales, así como la gestión administrativa, tienen los mismos defectos que se advierten en la capital. El grave problema radica menos en la escasez de dinero que en la malversación y la incapacidad notorias. El caso de los recursos del Fonacide revela que se roba a mansalva y a ojos vistas, casi siempre ante el silencio de los vecinos, en verdad poco interesados en controlar el desempeño del intendente y de unos ediles que también parecen ignorar la Ley Orgánica Municipal. Las cuentas del referido fondo servirían incluso para lavar dinero del narcotráfico, según la acusación fiscal formulada en 2020 contra Hernán Schendler, exintendente de Jesús (Itapúa).

Más allá de los sentimentalismos locales y excluyendo a un puñado de los 261 municipios, los paraguayos no pueden enorgullecerse del estado en que se hallan sus pueblos y ciudades; tendrían que ser mucho más exigentes con quienes han elegido para que empleen los tributos y los royalties en beneficio de todos los pobladores, en vez de destinarlos a sus propios bolsillos y a los de sus allegados. Los visitantes esperados con motivo de los juegos de Odesur no dejarán de notar también en las ciudades del interior que visiten los baches en las vías públicas, la suciedad por doquier, el tránsito desordenado, entre otros.

Es improbable que esas calamidades desaparezcan en los próximos dos meses, pero habría que intentar que ello ocurra, al menos en las ciudades más importantes. Si así fuera, las medidas tomadas deben ser permanentes porque, al fin y al cabo, la casa debe estar siempre en orden, aunque no haya invitados. Con todo, es de celebrar que el futuro evento vaya a legar una infraestructura que fomentará el deporte en un velódromo, un centro nacional de tiro al arco, un polígono de tiro, un patinódromo, dos canchas de hockey y un complejo de gimnasia, entre otras instalaciones, que servirán para el disfrute de los jóvenes y todos los deportistas en general.

Si los juegos ya favorecieron a la industria de la construcción, lo mismo haría con la actividad comercial y hotelera, así que resulta plausible que se realicen finalmente, tras un breve desistimiento gubernamental en 2020, a raíz de la pandemia. Se aguarda que el éxito –no solo deportivo– acompañe al país y que las Municipalidades procuren, desde ya, hacer cuanto sea necesario para no abochornarnos tanto.

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