Se desmorona “concordia” pegada con saliva

La “unidad granítica” –frase acuñada en la época de la dictadura stronista– del Partido Colorado conocida como “Operación Cicatriz”, transformada luego en “Concordia Colorada”, que supuestamente unía a los movimientos colorados “Añetete”, del presidente Mario Abdo Benítez, y “Honor Colorado”, del expresidente Horacio Cartes, se desmoronó en solo unas horas, demostrando que la idea que la inspiró no buscaba acuerdos programáticos que beneficien al país, sino la eterna lucha por quedarse con porciones del Gobierno para aumentar el poder político y económico de los líderes y sus paniaguados, en perjuicio del pueblo paraguayo. De paso, quedó patente que dicha “operación”, cuyo arquitecto visible fue el averiado José Alberto Alderete, estaba pegada con saliva y, por tanto, podría naufragar en cualquier momento. Pero no hay que pensar que esta separación será definitiva, pues los colorados históricamente han demostrado que tienen un gran poder de supervivencia y tienen la habilidad de olvidar sus diferencias.

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La “unidad granítica” –frase acuñada en la época de la dictadura stronista– del Partido Colorado conocida como “Operación Cicatriz”, transformada luego en “Concordia Colorada”, que supuestamente unía a los movimientos colorados “Añetete”, del presidente Mario Abdo Benítez, y “Honor Colorado”, del expresidente Horacio Cartes, se desmoronó en solo unas horas, demostrando que la idea que la inspiró no buscaba acuerdos programáticos que beneficien al país, sino la eterna lucha por quedarse con porciones del Gobierno para aumentar el poder político y económico de los líderes y sus paniaguados, en perjuicio del pueblo paraguayo. De paso, quedó patente que dicha “operación”, cuyo arquitecto visible fue el averiado José Alberto Alderete, estaba pegada con saliva y, por tanto, podría naufragar en cualquier momento.

Pero no hay que pensar que esta separación será definitiva, pues los colorados históricamente han demostrado que tienen un gran poder de supervivencia, y en ese contexto tienen la habilidad de olvidar sus diferencias y unirse en pos de un objetivo superior para ellos: el poder. ¿Acaso Marito no llamaba “el mayor contrabandista del Paraguay” a Horacio Cartes, para abrazarse sin asco poco después con su presunto enemigo político?

Ahora mismo, Lilian Samaniego, prominente miembro del grupo abdista, dijo que “el Partido no es una empresa”, y que Pedro Alliana, titular de la ANR, “es presidente de un partido y no el gerente de una empresa”. Aunque lo niegue la senadora, la alusión no puede ser más clara a que el líder de Honor Colorado ha venido conduciendo al Paraguay como una de sus empresas, incluyendo una gestión con sus gerentes insertados en puestos clave del Gobierno durante su presidencia. En ese mismo sentido, se ha observado que hombres del cartismo han venido siendo colocados en cargos relevantes, sobre todo en la Justicia.

En verdad, en los últimos tiempos Marito solo hace como si fuera el Presidente, pues resultaba claro que las decisiones provenían de una supuesta “concordia colorada”, o de su mandamás. Cumplía el triste papel de un “Chirolita”, un muñeco manejado por un ventrílocuo.

Eso explica el terrible enojo de Cartes ante la estrepitosa derrota sufrida con la reelección de Óscar “Cachito” Salomón como titular del Senado, en detrimento del candidato líbero-cartista, Eusebio Ramón Ayala. Se rasga las vestiduras porque el de los “aumentazos” para la clientela logró el apoyo de “la izquierda justificadora y protectora de invasiones y secuestros”, la misma con la que no le dio ningún asco como ahora confabularse en 2017 para violar la Constitución, en busca del rekutu. Un puesto muy importante se le escapó de las manos. Pero tampoco es para entusiasmarse mucho, porque es evidente que Cartes tiene numerosos recursos para amedrentar al timorato Presidente de la República, y no se debe descartar que saque otros ases de la manga para mantenerlo con la espada de Damocles del juicio político pendiendo sobre su cabeza.

Pero se abre una pequeña hendidura de luz para el país, y no debe perderse la esperanza de que Marito busque reconciliarse con sus compatriotas, que busque redimirse por sus obras en lo que reste de su mandado, rompiendo con las fuerzas oscuras que le han llevado a perder totalmente el respeto de los paraguayos hacia su persona y hacia su Gobierno. Es de desear que reciba un baño de coraje para trocar su pésima gestión por otra en que se aleje de los bandidos y comience a cumplir lo que prometió al asumir el Gobierno. Todo esto a sabiendas de que debe sortear los escombros que sus otrora “amigos” van a ir sembrando en su camino por tamaña ofensa inferida al líder visible de la supuesta “Concordia Colorada”.

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