Jugoso presupuesto y pobre desempeño del MITIC

Tal vez el fracaso más insigne del Gobierno de Mario Abdo Benítez en la lucha contra el covid-19 sea la actuación de su compañero de colegio y amigo Alejandro Peralta Vierci, jefe del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC). El fiasco de este funcionario es mayor que el del otro compañero de colegio y amigo del Presidente, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, cosa muy difícil de lograr considerando los lamentables niveles de ejecución de los fondos de emergencia para salud por covid-19, pero el titular del MITIC lo ha hecho: superó a Mazzoleni en incompetencia. Peralta Vierci convirtió, en efecto, al MITIC en un mero Ministerio de Propaganda digno de los países autoritarios en los que los recursos públicos se usan para endiosar a los funcionarios que detentan el poder.

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Tal vez el fracaso más insigne del Gobierno de Mario Abdo Benítez en la lucha contra el covid-19 sea la actuación de su compañero de colegio y amigo Alejandro Peralta Vierci, jefe del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC).

El fiasco de Peralta Vierci es mayor que el del otro compañero de colegio y amigo del Presidente, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, cosa muy difícil de lograr considerando los lamentables niveles de ejecución de los fondos de emergencia para salud por covid 19, pero el titular del MITIC lo ha hecho: superó a Mazzoleni en incompetencia.

El combate a la pandemia, tal como lo enfocó el Gobierno desde marzo con la restricción de los derechos al trabajo, al tránsito, a la reunión y al acceso a la educación, tenía dos requerimientos indispensables además de los derivados del fortalecimiento del sistema de Salud: debía potenciar hasta el límite máximo de nuestras capacidades estatales la conectividad de cada familia paraguaya a las plataformas digitales laborales, comerciales, financieras, productivas, sociales, didácticas y formativas; debía proveer a toda la población, sin excepciones, toda la información disponible sobre el covid-19, sus desarrollos, los modos de prevenirlo, los modos de aliviarlo; los avances y retrocesos logrados con cada método en cada uno de esos asuntos y la base estadística que los avale y, finalmente, debía garantizar con instrumentos digitales la mayor transparencia, hasta el límite máximo de nuestras capacidades estatales, sobre la asignación y uso de recursos públicos durante la pandemia.

Peralta Vierci no solamente no logró nada significativo en esos tres campos en los que debía actuar, sino que hay elementos suficientes para decir que ni siquiera intentó actuar y que lo suyo fue una permanente “confusión” entre lo que el Paraguay necesitaba y lo que sus excondiscípulos ambicionaban.

El MITIC recibió un préstamo de 130 millones de dólares para implementar una “agenda digital” con los que se iban a construir centros de datos y se iba a brindar conectividad a unos 110 hospitales públicos. Con este mismo monto malgastado por el organismo pudo haberse multiplicado el número de terapias intensivas, pero no se avanzó por la evidente insolvencia de su titular. Así fue como condenaron a nuestro país a atreverse a unas escasas y poco más de 600 camas de terapia intensiva disponibles.

Se señala solo lo anterior, y no todos los “planes” con que justificaron el préstamo, para no sacar la lucha contra el covid-19 del foco, pues el Gobierno justifica la restricción de derechos con las limitaciones del sistema de Salud, limitaciones que el MITIC se encargó de consolidar.

El pomposo ministerio tuvo este 2020 un presupuesto propio de 35 millones de dólares aproximadamente, que al parecer para lo único real que ha servido es para pagar salarios injustificados a los entenados y amigos del ministro y sus campañas de endiosamiento en favor de sus excompañeros Abdo Benítez y Mazzoleni, pues no se observa algo más que sea digno de mención.

El aparato comunicacional del Estado, enorme, con canales de televisión, estaciones de radio, y repetidoras en toda la geografía nacional, redes, portales digitales, que debió adquirir en la pandemia un rol protagónico en el soporte de la educación y la salud en este periodo dramático de la vida nacional, se vio reducido, por obra y gracia de Peralta Vierci, a un papel marginal que debe considerarse a cabalidad como algo parecido a un uso indebido de recursos públicos, lo que es intolerable cuando el Gobierno niega el derecho al trabajo a miles de paraguayos y pretende calmarlos con limosnas insultantes.

Peralta Vierci convirtió, en efecto, al MITIC en un mero Ministerio de Propaganda digno de los países autoritarios en los que los recursos públicos se usan para endiosar a los funcionarios que detentan el poder. El perjuicio que su perversa “confusión” está causando en la capacidad de nuestro país de resistir con eficacia a la pandemia, se pone de manifiesto cada vez que el Gobierno, que priva al pueblo de información, condena precisamente esa falta de información de la gente. Tal vez no sea posible concebir una confesión de parte más elocuente que esa sobre el fracaso sin atenuante de Alejandro Peralta Vierci.

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