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En ocasión de un acto de tinte más bien político que de carácter gubernativo, protagonizado por una delegación de bananeros que se allegaron hasta la explanada del Palacio de López, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, se despachó contra la prensa sosteniendo que muchas veces no se mide el daño que causa a la sociedad su manipulación de la información. “Hay que hablar con la verdad. ¡Tantas noticias y tantas desesperanzas y frustraciones tiene el pueblo paraguayo, tantos desafíos tenemos quienes hoy tenemos la responsabilidad de revertir años y años de deudas históricas con tantos sectores de la sociedad!”, expresó.
En un típico arranque de populismo trasnochado, de nuevo Abdo Benítez vinculó la “desesperanza del pueblo” con la supuesta manipulación de las noticias por parte de los medios de comunicación, como si ellos generaran una suerte de sicosis colectiva. Pareciera que cree que cuando los medios destacan que algo no va bien en su gestión de Gobierno, se confabulan en su contra. Da la impresión de que nuestro presidente y sus colaboradores no leen las reacciones del público en las redes sociales apenas ocurre un hecho que se transmite en vivo y en directo, sin que los periodistas hayan opinado al respecto. Quedaron anclados en el pasado, como cuando el siniestro ministro del Interior de la dictadura, Sabino Augusto Montanaro, solo quería “tuerca, tuerca, tuerca” para la prensa que supuestamente malinformaba a la gente.
Los medios de comunicación independientes no pueden hacerse cargo de los errores del presidente ni de sus funcionarios. Como ejemplo, se puede mencionar el secretismo con que el Gobierno manejó el reciente acuerdo con Brasil sobre Itaipú, cuestionado no solo por los periodistas, sino por calificados técnicos, y motivó incluso la renuncia del titular de la ANDE, Ing. Pedro Ferreira, y del gerente técnico, Ing. Fabián Cáceres. Probablemente, se produjo una desesperanza colectiva, aunque no por lo que publicó la prensa, sino por la frustración que causó en la opinión pública lo que parece ser una nueva entrega de los intereses paraguayos en Itaipú, resuelta entre bambalinas. Pero, a estar por la percepción que Abdo Benítez tiene de la actual situación de la Nación, la culpa de los males que la aquejan en estos álgidos tiempos de creciente inseguridad y corrupción la tienen la prensa y los Gobiernos anteriores, pero no el suyo, que ya lleva un año.
“Marito” seguirá siendo presidente, y la prensa independiente –en ella, las plataformas de ABC–, seguirá informando cuanto interesa a la ciudadanía, mal que le pese al Primer Mandatario, tanto en lo referente a la gestión pública como a las inquietudes y los padecimientos que cotidianamente sobrellevan los paraguayos a lo largo y ancho del país. Y, sobre todo, “Marito” debe saber que en cualquier país donde prima el Estado de derecho, la prensa tiene el deber de informar cuando el Presidente de la República miente, o no cumple con sus promesas, como en el caso del Acuerdo Cartes-Macri.
La prensa libre no inventó las escuelas que se caen, los alumnos que dan clases bajo los árboles, los hospitales sin insumos y medicamentos, los caminos intransitables en muchos lugares ni la creciente inseguridad, la mayoría de las veces como fruto de la corrupción y el desinterés de las autoridades. A decir verdad, gran parte de estos males no es atribuible al actual Gobierno, pero a esta altura ya tuvo que haber erradicado muchos de ellos.
La situación empeora cuando sus adulones dicen al oído del Jefe de Estado lo que quiere escuchar, o los políticos movilizan masas carenciadas para hacerle sentir un apoyo popular que está lejos de ser tal. Cuando un mandatario pierde así la perspectiva de la realidad, se produce una situación muy peligrosa para el país, pues se pone en manos de quienes solo buscan un rédito político o económico, sin interesarles la suerte del país.
La prensa independiente no se va a callar. “Marito” lo sabe y tiene que convivir con ella en vez de atacarla como en un berrinche. Es el Presidente de la República y lo será por un buen tiempo más, pero eso no significa que tenga siempre la razón. Parece que le gustaría que los medios de comunicación sean como lo fue el diario Patria en la época en que su padre integraba el mal recordado “Cuatrinomio de Oro” de la Junta de Gobierno del Partido Colorado. Mientras en el Paraguay haya libertad, nunca más la prensa será obsequiosa, partidista, obediente y servil, como fue ese vocero oficial de su partido.