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En presencia del presidente Alfredo Stroessner y la vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, los cancilleres de Paraguay, Raúl Sapena Pastor, y de Argentina, Alberto Vignes, suscribieron el documento en el salón Independencia del Palacio de López.
En su editorial del jueves 6 de diciembre de 1973 el diario ABC Color hacía mención a que las negociaciones encaminadas a la formulación del Tratado de Yacyretá se llevaron a cabo, así como se hizo con las de Itaipú, casi en total secreto. Sin embargo, se aclaraba que, a diferencia del acuerdo suscripto con el Brasil, el de Yacyretá no dejó de lado las condiciones ya convenidas con la Argentina, y en especial que este país debería tener, respecto de la energía de Yacyretá, solamente una PREFERENCIA de compra. Cabe decir que el Tratado de Yacyretá, bajo este aspecto, se ha mantenido dentro de las condiciones que ambos países ya habían acordado con anterioridad a él. Su Art. XIII establece, en efecto, que: “La energía producida por el aprovechamiento hidroeléctrico a que se refiere el Artículo I será dividida en partes iguales entre los dos países, siendo reconocido a cada uno de ellos el derecho PREFERENTE de adquisición de la energía que no sea utilizada por el otro país para su propio consumo”. En otra parte se destaca que el Tratado de Yacyretá, en consecuencia y con toda justicia, no restringe el natural derecho de los países signatarios de vender la energía que les corresponda al comprador que más convenga. Sólo fija una PREFERENCIA en caso de igualdad de ofertas. Así pues en Yacyretá el Paraguay podrá usar su parte de energía, vendérsela a la Argentina o buscar otros compradores.
Sin embargo, en más de 30 años de producción de la usina hidroeléctrica, Paraguay jamás reclamó que se aplique dicha cláusula.
Una deuda interminable
Con la promesa de obtener una “quita” de US$ 11.000 millones sobre una deuda total de US$ 17.000 millones, pero sin explicarse cómo se llegaba a esa cifra, los presidentes Fernando Lugo y Cristina Kirchner encabezaron un acto en Posadas el 25 de febrero de 2011 para “celebrar” la elevación del embalse de Yacyretá a la cota máxima de 83 metros sobre el nivel del mar.
En esa ocasión los directores de la EBY, Miguel F. Rodríguez y Óscar Thomas, firmaron un acta de compromiso, con el aval de los ministros Miguel López Perito y Julio De Vido, para “desendeudar” a la entidad por medio de una reingeniería financiera. Sin embargo, el proceso fracasó y, como es sabido, las negociaciones se reanudarían recién con el vencimiento del Anexo C del Tratado, ocurrido el 27 de marzo de 2014.
Usina generó con 13 años de atraso
La Entidad Binacional Yacyretá (EBY) alcanzó su etapa de producción 21 años después de la firma del tratado paraguayo-argentino y luego de 13 años de la fecha fijada para que el primer grupo turbogenerador entre en funcionamiento.
La primera unidad turbogeneradora de la usina comenzó a generar a mediados de agosto de 1994, aunque la inauguración oficial de la etapa productiva de la hidroeléctrica se llevó a cabo recién el 2 de setiembre de ese año, con la presencia de los presidentes de Paraguay y Argentina, Juan Carlos Wasmosy y Carlos Saúl Menem, respectivamente. El expresidente norteamericano George Bush también estuvo presente para observar cómo la primera unidad turbogeneradora de la usina comenzó a producir energía.
La cota 76 metros sobre el nivel del mar fue el primer nivel fijado para el embalse del complejo, en el contexto de un programa que preveía, en el lapso de 4 años, elevarlo hasta la cota 83 metros.
Como es sabido, esto ocurriría recién en el 2011, luego de otros 17 años. Con el plan de elevación paulatina de la altura de las aguas en el embalse buscaron distribuir en cuatro años una inversión de más de US$ 500 millones que demandaban las obras de reasentamiento de los damnificados por el embalse del complejo.