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Más de 500 familias asentadas en las compañías Piraretã, Ñu Guazú y Tacuaty, se encuentran afectadas por el gran incremento de gallinerías que operan en la zona sin ningún tipo de control. Proyectan formar una comisión de protección del medio ambiente, con el objetivo de impedir la instalación y construcción de mas galpones para emprendimientos avícolas.
También exigirán a los propietarios que cumplan con las normas sanitarias vigentes y planes de mitigación que están establecidos en licencias ambientales expedidas por la Secretaría del Ambiente (Seam).
La intendente local, Mirtha Fernández, dijo que la mayoría de los dueños de los emprendimientos avícolas no presentan planos ni comunican sobre la ampliación y construcción de más galpones. Los empresarios son notificados en forma periódica pero hacen caso omiso a los requerimientos, prevaleciéndose supuestamente por tener contactos dentro del oficialismo colorado.
Uno de los más prepotentes sería Enrique Lampert, cuyo establecimiento es uno de los que más afecta a los vecinos que están en el entorno. Actualmente está preparando el terreno para la construcción de otro galpón a menos de cien metros del arroyo Yhaca, hecho que rechazan los vecinos, quienes ya manifestaron que no permitirán que se construya un solo galpón más en la zona.
La disposición de desechos de las gallinas se realiza al aire libre, generando moscas y olores que resultan insoportables. Otros, como el empresario Pedro Kirchhofer, manda transportar los desechos en camiones y vehículos que no cuentan con carpas, generando más olores en otras zonas.
Varios vecinos que residen en las cercanías de los gallineros manifestaron que a raíz de los fuertes olores y contaminación ambiental sufren enfermedades respiratorias, irritaciones e infecciones en la garganta, ojos y mucosas.
Intentamos comunicarnos con los empresarios mencionados, pero los mismos no respondieron nuestros reiterados llamados a sus respectivos celulares.