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De acuerdo con los datos que no quieren que trasciendan, otorgó jugosos aumentos selectivos a funcionarios de su preferencia, especialmente desde la dirección de gestión empresarial, dirigida por Gabriela Miltos, quien fuera también mano derecha del extitular del ente Sergio Escobar. Miltos fue “recomendada” para dicho cargo por otro cuestionado funcionario de la era Escobar, Óscar Escurra, quien ocupaba la gerencia de gestión empresarial y que ahora funge de gerente de planificación por su supuesta cercanía al titular del ente. El mismo se jacta de haber sido “compañero” de estudios del presidente de Petropar.
Este funcionario fue uno de los responsables de superpoblar la estatal, sin concursos de méritos y aptitudes como exige la Ley de la Función Pública, y quien se prestó a las numerosas maniobras de prebendarismos y corrupción de su entonces jefe Escobar.
Así se pobló la empresa de amantes de las autoridades de turno de la estatal, casos muy conocidos; así como también concedió la venia para el ingreso de toda la parentela, parejas, etc. de los sindicalistas de Petropar, que tuvieron un sitial de privilegio en la era Escobar. Esta situación tiende a repetirse actualmente, porque la mayoría de los gerentes de la era Escobar sigue activamente en el “nuevo rumbo”.
Además de los reajustes salariales selectivos siguen incorporando nuevos funcionarios, también sin concursos. Solo de fachada y buscando tal vez alguna buena publicidad, encararon un supuesto concurso de cargos, el que finalmente fue solo un simulacro, ya que terminaron concediendo los puestos como premio a los “leales”.
Los despilfarros siguen, a pesar de que el ente arrastra un fuerte déficit, que supera los US$ 300 millones y que activa con una pérdida mensual que supera ampliamente los US$ 2 millones en la venta del gasoíl común. Esta medida fue tan criticada en el gobierno de Franco por el “nuevo rumbo”, pero “la selección de Cartes” ahora procede de la misma forma.