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Explicó que el 21 de noviembre pasado, le llamaron del departamento jurídico de la empresa y le dijeron que debe US$ 2 millones por las dos líneas activadas a su nombre, cuando él jamás firmó ningún tipo de contrato con esta firma de telefonía.
Cuando hizo el reclamo, le dijeron que simplemente debe ir a Claro y pedir un “desconocimiento de servicio”. Así lo hizo, fue y solicitó además ver su firma, que evidentemente tuvo que haber sido falsificada. Pero le respondieron que todos los documentos están en Buenos Aires y no en la sede local.
“Es una vergüenza. Yo me puedo defender, pero hay gente que seguramente no sabe y se va y paga”, subrayó Barcenilla.
Por su parte, el asesor legal de Claro, Mario Arrúa, pidió disculpas en nombre de la empresa, explicando que hay personas y hasta bandas delictivas que se dedican a estafar y retirar mercaderías a nombre de terceros.
“La primera perjudicada es la empresa, porque tiene que asumir el costo de los equipos retirados”, señaló. Agregó que la firma no activa líneas sin autorización del titular “a propósito”, porque “para la empresa es un desprestigio”. Aún así, se comente este tipo de errores por lo que se excusó por las molestias ocasionadas.