Cargando...
Para el Grupo de Investigaciones en Sistemas Energéticos (GISE), la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, en el año 2023, es una oportunidad para que nuestro país alcance la meta de inversión en educación del 7% del Producto Interno Bruto (PIB) y se propicien inversiones en infraestructura por más de US$ 20.000 millones. “Pasado ese año, cualquier intento de desarrollo nacional agresivo será mucho más complejo”, alerta.
Señala que esta oportunidad coincide con la convergencia de dos bonos en el Paraguay: el demográfico y el energético. Advierte que estos bonos tienen “fecha de caducidad coincidente, razón por la cual actualmente existe una ventana única que puede ser la bujía que encienda la chispa que inicie definitivamente el desarrollo de Paraguay, “pero no lo estará por mucho tiempo”.
Con relación al bono demográfico, el GISE expresa que implica llegar al punto ventajoso donde la proporción de la población económicamente activa es máxima (la fuerza laboral activa respecto a la población total), que representa una “ventaja para la productividad”, mientras que el bono energético es la ventana de oportunidad de tiempo donde el país aún cuenta con excedentes energéticos, luego de lo cual la disponibilidad energía eléctrica limpia y renovable estará en déficit.
Indica que, bajo esta línea de pensamiento, es claro que el Paraguay debe concentrar sus esfuerzos en propiciar un “agresivo crecimiento industrial” que posibilite su despegue en términos de desarrollo económico y social. No obstante –añade–, está igualmente claro que esto debe ser propiciado por una política de Estado de largo plazo, en la búsqueda de superar importantes obstáculos para sentar las bases de dicha transición productiva dentro del territorio nacional.
Medidas indispensables
El GISE señala igualmente que, de acuerdo con índices internacionales de competitividad, que urge adecuar varios factores habilitantes, como el fortalecimiento de la institucionalidad del sector privado y público, mejorar de manera intensiva la formación de mano de obra (educación) y aplicar elevadas inversiones en infraestructura. “Para todo esto es vital el acceso a medios de financiamiento en el país”, apunta.
Agrega que para alcanzar todo esto, el país cuenta con una “oportunidad histórica”, considerando que en el 2023 enfrentará uno de los “hitos más importantes” de su historia moderna: la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú. “En esta revisión se redefinirán las condiciones de comercialización de la energía de dicha central, y representará una oportunidad para el país de capturar elevadas rentas que podrían apalancar este plan de desarrollo nacional”, destaca.
Alerta igualmente que bajo estas premisas, debemos empezar –sin más dilaciones– a debatir cuáles serían las mejores estrategias para aprovechar la ventana de oportunidad resultante de la convergencia de los bonos demográficos-energéticos, y la revisión del Anexo C de Itaipú, que permitiría la captura de rentas que pueden ser aprovechadas para generar las condiciones propicias para impulsar el desarrollo nacional.