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La abogada que, según dijo, representa legalmente a los pobladores de barrio Molino de Luque, urgió una respuesta de las autoridades comunales ante los daños ocasionados por el avance de las obras.
Añadió que el 21 de setiembre pasado solicitaron la reconsideración, pero que no tuvieron respuestas. “La Intendencia no consideró que su mismo plan regulador estableció a la zona afectada como barrio residencial con una superpoblación. Revisando la licencia ambiental nos dimos cuenta de que jamás reflexionó sobre la presencia de personas en el lugar, así como la existencia de instituciones educativas y religiosas”, indicó.
También manifestó que fueron talados 86 árboles, hecho que afecta gravemente el espacio verde de la zona, considerado como el pulmón del barrio. Aseguró que las viviendas más cercanas a la construcción se encuentran a tan solo cuatro metros de la futura subestación y hoy sufren el impacto de la obra civil, ya que se registran resquebrajamientos en las paredes de dichas residencias producidas por la cercanía y la utilización de maquinaria de gran porte para las excavaciones. Intentamos dialogar ayer con el intendente Echeverría, pero no atendió nuestras llamadas telefónicas, tampoco los mensajes.