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Su oficina de transferencia de tecnología es la administradora de sus inventos, que al año ascienden a 410 y actúa de nexo con las empresas privadas. El último premio Nobel en Física es docente de esta universidad, que se erige así en el trigésimo quinto miembro de Hopkins en ganar un Nobel.Los investigadores de Hopkins son pioneros en muchos campos, como ser la genética molecular, química, ingeniería biomédica, ciencias médicas y ciencias naturales, entre otros. La institución posee unos 60.000 empleados y activa a base de un presupuesto para investigación de unos US$ 2.100 millones al año.
Esta universidad privada tiene desarrolladas alentadoras investigaciones para el diagnóstico oncológico. Sus médicos son pioneros en la cirugía del cáncer de mama y del corazón, y de la reanimación cardiopulmonar.
Los científicos de Hopkins son responsables de numerosas invenciones en medicina, incluyendo el marcapasos cardíaco recargable y la bomba de insulina implantable, entre otros.
La Universidad Johns Hopkins colabora ampliamente con el descubrimiento de medicamentos, y en alianza con una compañía farmacéutica con sede en Tokio, se encuentra trabajando en desarrollar un fármaco para el combate de una amplia gama de afecciones cerebrales, como la esquizofrenia, dolor de tumores cerebrales y la enfermedad de Alzheimer.
La oficina de Transferencia de Tecnología de la universidad facilita la interacción entre esta casa de estudios y la comercialización de la propiedad intelectual generada en la universidad.
Su función es fomentar las nuevas ideas y los descubrimientos para identificar las invenciones patentables, derechos de autor y propiedades intangibles de investigación, que podrían convertirse en productos comerciales y de servicios. Igualmente estimula y apoya el desarrollo de productos y las actividades empresariales dentro de la universidad, y busca contactos con empresas nacionales e internacionales para la comercialización de las innovaciones para el bien público.
La institución reconoce la importancia de la transferencia de la propiedad intelectual de manera adecuada y rentable. A tal fin, la universidad establece mecanismos eficaces de dicha transferencia de tecnología, con el fin de maximizar el valor de la tecnología para la facultad y para la misma universidad.
El último premio Nobel de Física fue ganado por Adam Riess, de dicha casa de estudios, y compartió el galardón con los astrónomos Saul Perlmutter, de la Universidad de California, y Brian Schmidt, de la Universidad Nacional de Australia, por el descubrimiento de la expansión acelerada del universo.
Esta universidad privada tiene desarrolladas alentadoras investigaciones para el diagnóstico oncológico. Sus médicos son pioneros en la cirugía del cáncer de mama y del corazón, y de la reanimación cardiopulmonar.
Los científicos de Hopkins son responsables de numerosas invenciones en medicina, incluyendo el marcapasos cardíaco recargable y la bomba de insulina implantable, entre otros.
La Universidad Johns Hopkins colabora ampliamente con el descubrimiento de medicamentos, y en alianza con una compañía farmacéutica con sede en Tokio, se encuentra trabajando en desarrollar un fármaco para el combate de una amplia gama de afecciones cerebrales, como la esquizofrenia, dolor de tumores cerebrales y la enfermedad de Alzheimer.
La oficina de Transferencia de Tecnología de la universidad facilita la interacción entre esta casa de estudios y la comercialización de la propiedad intelectual generada en la universidad.
Su función es fomentar las nuevas ideas y los descubrimientos para identificar las invenciones patentables, derechos de autor y propiedades intangibles de investigación, que podrían convertirse en productos comerciales y de servicios. Igualmente estimula y apoya el desarrollo de productos y las actividades empresariales dentro de la universidad, y busca contactos con empresas nacionales e internacionales para la comercialización de las innovaciones para el bien público.
La institución reconoce la importancia de la transferencia de la propiedad intelectual de manera adecuada y rentable. A tal fin, la universidad establece mecanismos eficaces de dicha transferencia de tecnología, con el fin de maximizar el valor de la tecnología para la facultad y para la misma universidad.
El último premio Nobel de Física fue ganado por Adam Riess, de dicha casa de estudios, y compartió el galardón con los astrónomos Saul Perlmutter, de la Universidad de California, y Brian Schmidt, de la Universidad Nacional de Australia, por el descubrimiento de la expansión acelerada del universo.