Un pésimo negocio se agazapa detrás de las bondades del crédito

Los efectos de la influencia y complacencia de Itaipú para con la ANDE son tan poderosos que convierten la maquinación del Yguazú en un pésimo negocio para el país. Este y otros aspectos relacionados con el emprendimiento serán analizados en esta entrega.

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Como introducción, nos referimos a un aspecto muy destacado por diferentes sectores: las óptimas condiciones ofrecidas por el préstamo japonés. A todos ellos me gustaría alertarles que tomar como parámetro definitivo solo sus óptimas condiciones no es suficiente para concluir que se está realizando un buen negocio.

Imagino que todos estarán de acuerdo que una oferta ventajosa puede convertirse en un negocio desastroso si los recursos ofrecidos son aplicados en obras que, una vez concluidas, no generen siquiera los recursos necesarios para honrar los compromisos económicos financieros que fueron contraídos para el emprendimiento.

Así, en esta entrega, vamos a preocuparnos por un lado de responder las siguientes preguntas: ¿es este un buen negocio para el país? ¿Los recursos generados por la represa del Iguazú serán suficientes para pagar la deuda que se contraiga para su construcción?

Nos proponemos igualmente analizar si existe alguna alternativa mejor al emprendimiento en cuestión.

CONDICIONES INHERENTES A LA REPRESA

La represa del Yguazú está construida y alimenta con sus aguas al río Acaray, río que más adelante mueven las turbinas de la usina del mismo nombre. La obra de referencia tiene prevista la adecuación de las obras civiles existentes para que haga posible la instalación de dos turbinas, cuya capacidad total sería de 200 MW de potencia.

Los registros de afluencia, así como la capacidad de agua almacenada en su lago indican que las turbinas, con la capacidad mencionada, solo podrán funcionar durante un lapso de aproximadamente 2 horas diarias.

Si se las hace funcionar por lapsos más prolongados, la acción podrá desencadenar consecuencias indeseables en su área de influencia, consecuencias como (por mencionar una) daños al medioambiente y a los ecosistemas asociados; eso debido a la brusca disminución del nivel de su lago.

Con base a esos informes, dos aspectos se vuelven relevantes en la generación del Yguazú: la porción de la curva de demanda de la ANDE que la misma podrá atender y los reflejos económicos derivados son de atención.

Para examinar el primer aspecto, recurrimos a la curva de demanda de la ANDE, mostrada en la siguiente figura, y verificamos que su funcionamiento solo podrá atender el área 4 del gráfico. Esa área (4), si se considera un funcionamiento diario de 2 horas y un factor de disponibilidad del conjunto turbina/generador del 90%, en términos de energía, representa un valor aproximado de 130.000 MW-h al año.

Para continuar hilvanando nuestras ideas, desde este punto añadimos un nuevo ingrediente al análisis: el modelo país que tenemos y el modelo que pretendemos para el futuro, ambos fuertemente influenciados por la relación actual y futura a ser mantenida con la Itaipú.

EL MODELO PAIS Y LA INFLUENCIA DE ITAIPU

En el actual modelo agropastoril, casi exclusivo exportador de materias primas, en el que la ANDE cuenta con la complacencia de Brasil para contratar un valor muy bajo de potencia, la maquinación del Yguazú sería para evitar que la ANDE comprara esa energía, por la cual está pagando aproximadamente US$ 657.000 por año.

Bajo esas condiciones no hace falta analizar mucho para concluir que la maquinación de la represa del Iguazú es un pésimo negocio para el país. Para quienes aún no entendieron aclaramos, la maquinación del Iguazú demandará un gasto de más de 280 millones de dólares, con lo cual evitaremos comprar una energía por la que pagamos en la actualidad aproximadamente 657.000 dólares al año.

Pero los emprendimientos deben ser observados también desde otros ángulos posibles. En efecto, miremos esta obra con la premisa de que con ella se atenuará, temporalmente, otro problema nacional, el de la generación de empleo.

Admitamos esa premisa, incluso los beneficios de su aplicación. No obstante, el análisis debe profundizarse con el fin de verificar si una vez que termine esa obra, la ANDE podrá vender su energía y con lo recaudado, pagar la deuda que contrajo para construirla.

Tomando la hipótesis de que la ANDE vende esta energía al valor más alto de su pliego de tarifas, es decir aproximadamente 72 US$/MW-h, entonces podrá recaudar US$ 9.460.000, aproximadamente. Ahora nos resta averiguar si ese valor es suficiente para pagar su deuda. Con ese fin hagamos números. El costo total previsto del emprendimiento es de US$ 280 millones, valor resultante del préstamo japonés más la contraparte nacional. Vamos a asumir que luego de los 10 años de gracia, con la capitalización del pequeño interés, la deuda rondará los US$ 300 millones de dólares.

Para pagar esos US$ 300 millones en 30 años se requeriría, más o menos, de US$ 11.200.000 por año; la ANDE, además de este costo, debe pagar los gastos de operación y mantenimiento de la central. Comparando los valores que podrá recaudar y los valores que debe pagar, llegamos también a la conclusión que bajo esa óptica, la inversión en la maquinación de la represa del Yguazú continúa siendo un pésimo negocio para el país.

NUEVO MODELO DEL SECTOR ENERGETICO

Si el negocio es tan malo, la pregunta lógica que cualquiera se formula es cómo hicieron para convencer a los japoneses de su viabilidad. Muy simple, con premisas que no se ajustan a la realidad actual.

Vamos suponer que la ANDE contrate de Itaipú un valor de potencia asociado a su máximo consumo, aproximadamente 1.300 MW, (hoy no contrata 500 MW) y a través de la maquinación de la represa de Yguazú consiga reducir en 200 MW el valor de su contratación. En estas condiciones, y solamente en esas, el ahorro que puede conseguir la ANDE, construyendo una planta que funcione 2 horas diarias, sería de aproximadamente US$ 40 millones por año.

Los defensores del emprendimiento podrán decir, y con razón, que nuestro país no puede continuar supeditando su futuro a la aparente complacencia de otros países. Respecto a eso, creo haber demostramos en entregas anteriores que esa “complacencia” al complaciente (Brasil) le reditúa beneficios significativos (mayores que los nuestros), razón por la cual creemos muy probable que continúe el modelo vigente.

Además, para salir de esta incómoda situación, por lo menos, debe pasarse por las siguientes etapas:

- Quiebra de la ANDE.

- Apertura de nuestro mercado eléctrico.

- Libre competencia en el sector.

- Modelo energético moderno, adecuado a la realidad mundial.

- Cambio en la mentalidad de nuestros gobernantes.

¿Qué significa todo eso? La respuesta tiene varios puntos:

- Que se abandone el modelo de monopolio estatal.

- Que las empresas del Estado dejen de ser el botín político de los vendepatrias.

- Que se abandone el obsoleto modelo energético vigente.

- Que el patriotismo sea, de hecho, el norte de los gobernantes y no se degenere en atractivas figuras retóricas, promesas o mera expresión de intenciones. Ahora la pregunta del millón, ¿creen Uds. que este Gobierno tiene la voluntad política para liderar el proceso de cambios que haga falta? En nuestro caso, no tenemos la más mínima de las esperanzas. Sencillamente porque seguimos comprobando que antepone los intereses particulares a los generales, que sigue premiando la obsecuencia y que ser violadores de acuerdos internacionales otorga grandes réditos a los violadores. A quien dude de estas afirmaciones, le invitamos que observe a los que violaron el Anexo “C” del Tratado de Itaipú en el 2002 y, como nosotros, verá con decepción que continúan como directores, consejeros o en otros cargos de relevancia de la entidad.

CONSIDERACIONES ADICIONALES

Espero, con mis aportes, haber despertado el interés de autoridades y contribuyentes para que se tomen el trabajo de analizar los proyectos o préstamos no solo a la luz de las condiciones de oferta del capital, sino también desde la óptica de la conveniencia de la obra, en un contexto global, así como de las posibilidades de retornar lo prestado.

En las condiciones actuales aceptar la oferta japonesa no es un buen negocio, y que sería más adecuada la redefinición su aplicación, especialmente en otras áreas del sector eléctrico con el fin de evitar, o mejor dicho para salvarnos, del colapso energético que ya se visualiza en el horizonte. En la situación actual y ante el pésimo panorama futuro, concluimos que un préstamo de esas características debería aplicarse en subestaciones o en líneas de transmisión. Esa conclusión adquiere mayor fuerza si asumimos que hay generación y que su aprovechamiento debe negociarse adecuadamente con nuestros pares en las binacionales. ¿Acaso ellos ya no se beneficiaron suficientemente con las reiteradas violaciones del Tratado? Parece justo exigir compensaciones adecuadas, pero ojo, que dichas compensaciones no sean derivadas de la compensación obtenida para mantener una situación visiblemente ilegal.

En palabras claras, si la compensación proviene como un beneficio del mantenimiento de la “doble indexación” de la deuda de Itaipú, de país vicelíder en corrupción pasaríamos a levantar la copa de campeones.

Pero si se insiste en aplicar los recursos japoneses en la construcción de nuevas centrales, creemos prudente un tiempo para el estudio y redefinición de sus objetivos, con el fin de ampliar la gama de objetivos posibles. Las centrales hidroeléctricas modernas, como un todo, además de la función de generación, incursionan en la utilización de los recursos del lago para irrigación, pesca, turismo, etc.

Ing. Elec. Dr. Carlos M. Cardozo Florentín; Ex jefe técnico paraguayo de Itaipú. Columnista invitado.
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