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Hablamos de terraplenes costeros, muchos de ellos con sistemas rip rap (piedras brutas al pie de talud) antioleajes y casillas de bombeo en ciudades como Pilar y Alberdi (las más comprometidas), además de localidades como Carmelo Peralta, Bahía Negra, Pinasco y Fuerte Olimpo.
Hubo caso de roturas localizadas, fallas de secciones de muros, filtraciones y hasta el peligro de que la altura del terraplén podría resultar insuficiente si continuaba aumentando el nivel del río Paraguay.
Incluso, en algunas localidades, como fue el caso de Carmelo Peralta, las defensas colapsaron y provocaron evacuaciones y daños a las propiedades.
En otras localidades las bombas no funcionaron, o sus capacidades fueron insuficientes para desagotar el agua de lluvia acumulada, y tuvieron que ser reforzadas con bombas portátiles.
Si tenemos en cuenta que los efectos del fenómeno de El Niño podrían darse con mayor asiduidad como se pronostica, quizás al Ministerio de Obras Públicas (MOPC) le convendría crear una comisión “ad hoc” para trabajar de manera coordinada con los municipios y destinar una partida especial para los gastos de mantenimiento y reposición, y más adelante pensar en instalar sensores en las bombas, hidrómetros y piezómetros factibles de ser monitoreados vía satelital, a fin de evitar daños a la propiedad y el drama social que representan las evacuaciones, y los inconvenientes para las autoridades y para la sociedad.