Tres pagaron menos del millón de dólares

Los informes dan cuenta de que el otorgamiento del espectro estuvo plagado de irregularidades. Tres de las cinco operadoras de telefonía móvil (una es fantasma), abonaron montos insignificantes por la licencia.

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La primera en abrir el mercado fue Telecel, que en 1994, bajo la presidencia del colorado Juan Carlos Wasmosy, fue beneficiada con la banda 850 megahertz por Antelco (hoy Copaco), con una licencia por la que abonó alrededor de US$ 100.000. En ese entonces, Antelco era juez y parte, y prestaba el servicio y regulaba el sector de telecomunicaciones. Al ser nuevo el mercado de telefonía celular en el país, Tigo cobraba a sus clientes tanto por las llamadas que recibían como por las que realizaban.

Como quedaba aún una porción en la banda 850 MHz, y Conatel comenzaba a funcionar mediante la aprobación de la Ley 642/95, convocó una licitación pública internacional que ganó Núcleo, con una propuesta de US$ 47 millones. El inicio de la competencia permitió que los clientes solamente pagaran por las llamadas hechas.

Las otras tres licencias para telefonía, Conatel entregó poco después de adjudicar a Personal el permiso. En la banda 1900 MHz entregó 30 a CTI (hoy Claro) y otros 30 MHz a Vox, que desde el 2010 es del Estado. Abonaron unos US$ 800.000 por la licencia.

El tercer permiso Conatel otorgó por valor de apenas US$ 100.000 a la Compañía Paraguaya de Comunicaciones (CPC SA), subsidiaria de Rieder. La empresa nunca comercializó el servicio, a pesar de que en el contrato decía que la prestación debía ser para todo el país.

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