Tormentas evidencian los riesgos de la sobreelevación del embalse

La tormenta que azotó con fuerza nuestro país el lunes último deja en evidencia una vez más las negligencias de nuestras autoridades de turno en cuestiones de vital importancia, en este caso en Yacyretá, como la sobreelevación del embalse, de cuyas posibles secuelas se desentienden.

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“Si la altura del embalse es mayor, lógicamente, las olas son mayores”, explicaba a nuestro diario el Ing. Gustavo Segovia Dávalos, exjefe de obras complementarias de la entidad binacional y exasesor de su consejo de administración.

Segovia relató a ABC Color que esa noche viajaba desde Encarnación hacia la capital del país cuando se desató el temporal.

Añadió que en las inmediaciones de Carmen del Paraná, justo en el tramo de la Ruta 1 que cruza el subembalse del arroyo Tacuary, donde había sido construido un puente de 400 metros de longitud, pudo observar no solo la altura de las olas sino que el agua sobrepasaba la ruta de un lado a otro de la misma.

“Era impresionante el momento en que las olas formadas en el embalse a raíz de la tormenta golpeaban el talud del terraplén de la ruta pavimentada y prácticamente pasaban al otro lado”, añadió.

El técnico agregó que en la zona de Carmen del Paraná las olas son las más altas del embalse y que según el estudio de dimensionamiento las mismas pueden alcanzar cerca de dos metros “cuando hay vientos fuertes y continuos”.

Las obras de la hidroeléctrica, destacó con énfasis, están diseñadas y protegidas “considerando la cota 83 metros del embalse”.

Nuestro diario viene publicando, sistemáticamente, que la entidad binacional, por decisión argentina y complacencia paraguaya, sobrepasa, en promedio, los 83 metros sobre el nivel del mar del embalse en alrededor de 50 centímetros.

Antes de la tormenta, en otro de los subembalses que contornean Encarnación, los indicadores revelaban 83,60 metros de cota. Coincidentemente, en esos días nuestros socios argentinos exportaban energía de Yacyretá al sistema brasileño.

El día después

Tras la tormenta, cuando regresaba de Asunción, Segovia se detuvo en la zona de referencia y comprobó, al menos en ese punto, los perjuicios provocados por la tormenta.

Explicó, por ejemplo, que una parte de la protección del talud con piedras, incluso de gran tamaño (rip rap), había caído, que sus componentes esparcidos y en el agua, tal como muestran las fotos, las que también registran que las olas erosionaron la parte inferior del talud.

“Esto ya pasó con tormentas anteriores y seguramente los daños fueron reparados”, agregó.

No obstante, el técnico, fiel a su metodología, reiteró que las olas son más altas en un embalse sobreelevado y que ese hecho solo beneficia a nuestros socios argentinos, por consiguiente, lo justo hubiera sido que las facturas de las reparaciones las paguen los argentinos y no como ahora, que son imputadas a “gastos comunes”.

Los daños observados y registrados, según se infiere de la exposición del Ing. Segovia, serían una suerte de botón del muestrario, porque una tormenta daña también taludes de la presa principal, en otros puntos del embalse, de la presa del Aguapey, defensas costeras, también las playas.

El técnico propone que se haga un inventario de los daños causados por las tormentas, hacer las cuentas e inclusive imputarlas a quienes corresponda.

Se refería obviamente a los responsables de la sobreelevación del embalse del complejo.

¿La técnica del avestruz?

En el marco de la entrevista con ABC Color, el Ing. Gustavo Segovia preguntaba si la inundación que provoca el proyecto Yacyretá en territorio paraguayo forma parte de la agenda de negociaciones entre nuestro país y Argentina.

“Parece que es un tema que quema y por eso no lo quieren tocar. El tema del territorio inundado y la sobreelevación del embalse”, a pesar de que por esa primera obligación que establece el Tratado le deben al Paraguay US$ 1.200 millones.

Fotos: Juan Augusto Roa

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