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El lunes pasado se volvió a hacer una reunión en el local del Senave para analizar la situación de la producción y la importación de productos frutihortícolas.
En la ocasión, tanto productores como importadores legales expusieron a autoridades del Senave y también a representantes de la Armada Paraguaya (presentes ahí) los graves perjuicios que causan a ambos sectores el ingreso ilegal de frutihortícolas. Específicamente se refirieron al tomate, según detalles conocidos ayer.
A la cadena de perjudicados también se suma la salud del consumidor, puesto que los tomates que ingresan ilegalmente no cuentan con certificados fitosanitarios, comentó Eladio Figueredo, secretario de Acomaa (Asociación de Comerciantes e Importadores del Mercado de Abasto de Asunción).
“La reunión del lunes fue para tratar el tema del contrabando con representantes de la Marina. Ahí empieza nuestra odisea. Si trabajan y ejercen los controles debidamente, las entidades de represión al contrabando tendrán muy poco trabajo”, expresó Figueredo.
Preguntado si expusieron esa situación a representantes de la Armada Paraguaya en la reunión en el Senave, dijo que sí, pero que como siempre, “responden que no es así, que no es cierto, pero nosotros sabemos bien y sufrimos por ese flagelo”.
Indicó que los puntos más vulnerables por donde ingresan tomates de contrabando desde Argentina son la zona de Puerto Pabla (Lambaré) y Sajonia.
Comentó que incluso pidieron una reunión con el presidente de la Comisión Permanente del Congreso (Derlis Osorio) para pedirle una mediación ante la institución militar que tiene a su cargo la custodia de la ribera del río Paraguay.
En tanto, César Velázquez, de la Cámara Paraguaya de Frutihortícolas, dijo ayer que el contrabando de tomate no para, aunque disminuyó un poco ante los reclamos. Lamentó la actitud de quienes deben hacer los controles, que solo piensan en “beneficios” que reciben para dejar pasar la carga y no en el perjuicio que causan a los que trabajan legalmente.