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Desde entonces, se dedicó de manera solitaria al acopio de pilas, fluorescentes y todo tipo de desechos nocivos al medio ambiente, para luego liderar la campaña nacional “Con las pilas no se juegan”, con la cual recorrió el país para concienciar a la ciudadanía de los peligros de la falta de tratamiento de este tipo de desechos.
Considerado una referencia en el tema ambiental, Figueredo utilizó una propiedad ubicada en Paseo del Yacht c/ Lapacho Amarillo para crear un Parque Ecológico. En dicho local –donde vive en forma austera con su familia–, en una casa parcialmente construida con material reciclado, previo convenio con cooperativas, colegios y otras instituciones, empezó a recibir miles de pilas de todo el país.
Por la misma razón que le impulsó a recoger pilas, también se dispuso a acopiar desechos como baterías, tubos fluorescentes y hasta hospitalarios. En las actas de recepción se observa, además de entidades privadas como cooperativas y distintas empresas, varias estatales, como la Dinac, la ANDE y la Copaco, e incluso remesas dispuestas por orden judicial y fiscal.
Entre las pruebas presentadas por la defensora Rosa Vacchetta, está incluso un convenio de cooperación que firmó Figueredo en representación de la Fundación con la Secretaría del Ambiente el 21 de julio del 2003, y con la Municipalidad de Asunción, en noviembre del 2008.
Asimismo, la defensa presentó numerosas notas cursadas por Figueredo a las autoridades comunales y también de la Seam, con pedido de normativa que regule el tratamiento a ser aplicado para disposición final de pilas y baterías, así como la conformación de una mesa de trabajo interinstitucional.