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Cerca de 2.000 representantes de 160 países revisarán ese reglamento de las telecomunicaciones, que facilita la interconexión y los servicios de comunicación. Además, deberán analizar unas 900 propuestas, entre las que figuran la expansión de la banda ancha, estrategias para mejorar la eficiencia energética e iniciativas para que las personas con discapacidad tengan mejor acceso a las tecnologías, entre otras.
Numerosas organizaciones, incluyendo al Parlamento Europeo y compañías como Google, se oponen a que la ONU tome control sobre las regulaciones de internet.
Uno de los principales cuestionamientos es que la UIT no está integrado por las empresas proveedoras de telecomunicaciones, de contenidos ni del servicio de internet, sino los gobiernos. Por lo que en sus decisiones no toma en consideración a las empresas de internet, ni a usuarios.
Cada Gobierno tiene un voto y, en teoría, podría legitimar y reconocer el supuesto derecho de los países a censurar contenidos, o filtrar lo que la gente puede o no puede ver en internet.