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Tras la suspensión de Sosa hace un mes y medio, la jueza Idoyaga fue nombrada interina del Juzgado de Luque, donde el fiscal del Ambiente Carlos Rojas había presentado acusación en contra de Fugarazzo, por “supuesto hecho de incumplimiento de obligaciones legales referentes a medidas de mitigación ambiental, usurpación de funciones públicas y prevaricato”. También fueron acusados, por el mismo motivo, Heriberto Osnaghi, extitular de la Secretaría del Ambiente (Seam), Ángel Daniel Lird, que se desempeñaba como asesor jurídico de esa cartera, y Gloria Rivas, exdirectora general de Control de Calidad Ambiental y Recursos Naturales de Seam.
Sin embargo, Idoyaga se enteró del caso tras la publicación realizada el fin de semana último por nuestro diario, ya que no fue informada al respecto por la actuaria Claider Velázquez, responsable de presentar la lista de expedientes que obran en el juzgado. “Por la publicación periodística me enteré”, reconoció la jueza, y agregó que de inmediato solicitó los informes correspondientes, pero le fueron negados. “Tuve que intimar a la actuaria”, indicó.
Una vez que tuvo acceso a los documentos, se percató de que el juez Sosa sobreseyó definitivamente a Fugarazzo antes de ser suspendido por el Juzgado de Enjuiciamiento por mal desempeño en sus funciones.
De acuerdo con lo explicado, el hecho es grave puesto que el proceso regular prevé que ese tipo de decisiones sea tomada en una audiencia, que no se realizó, y de ninguna manera por medio de una resolución, como ocurrió en este caso. “Llama la atención este expediente. Es una situación procesal con varias irregularidades”, subrayó.
Según los datos, Sosa ni siquiera notificó al fiscal Rojas acerca de su determinación. En el caso de los demás acusados, el expediente sigue igual, es decir, ellos no fueron sobreseídos.
Desvío innecesario
Durante el gobierno anterior se realizaron las excavaciones en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi sin evaluación de impacto ambiental, en connivencia entre Dinac y Seam. El motivo era la supuesta necesidad de desviar el arroyo Itay porque el cauce hídrico sería el causante de continuas inundaciones de la pista de aterrizaje, en su cabecera Norte.
Si bien es cierto que la pista suele inundarse, la causa no es el Itay, sino las aguas de lluvia ante la falta de desagües, según los estudios de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI).
Según corroboró nuestro diario, en realidad la intención principal era llevar la tierra extraída “contra viento y marea” a la autopista Ñu Guasu. El actual gobierno nacional quiere continuar con este plan, pese a todos los cuestionamientos.
Incluso, según profesionales de aviación, además de ser una obra innecesaria, las excavaciones en lugar de brindar mayor seguridad, representa un gran peligro para el aterrizaje.