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La labor se dio tras la queja manifestada por algunos pobladores, quienes aseguran que la muerte de gallinas, patos y otros animales se debe supuestamente a los gases y olores emitidos por la firma electrointensiva Archer, que produce carburo de silicio.
“Estamos elaborando el informe, tiene su proceso”, explicó Dávalos. A su vez mencionó que los veterinarios presentes en la inspección encontraron gallinas y patos muertos, pero que sin análisis precisos no pueden determinar las causas. “La propietaria de uno de los lugares que visitamos expresó que de 28 aves un total de 20 murieron”, puntualizó la profesional de Senacsa, quien alegó que en la ciudad se percibe un olor “a cloaca”.
“Son casos aislados”
Por su parte, el ingeniero ambiental residente de la planta industrial de Archer, Aldo Méndez, dio su versión ayer al diario sobre lo sucedido y refirió que aguardarán los resultados finales del Senacsa. “No somos los responsables de la muerte de esas gallinas. Son hechos aislados”, expresó. El profesional no negó que los olores que expiran son fuertes y en este sentido añadió que están en trámites para contratar a una empresa internacional y así reforzar el trabajo de mitigación, para lo cual destinarán US$ 500.000.
“Tenemos olores que son característicos a la producción del carburo de silicio. Con la tecnología que estamos viendo para introducir se neutralizarán y reducirán esos olores. Tanto estos como los gases no representan peligrosidad”, sostuvo.
La fábrica opera las 24 horas del día y sus distintas líneas de producción son exportadas a varios países. Su instalación demandó una inversión de más de US$ 15 millones y generó controversia desde su apertura en octubre del año pasado.