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Estas expresiones fueron vertidas por Kliksberg en un momento en que existe preocupación en diversos sectores sobre el rápido crecimiento de la deuda pública luego de que el gobierno de Horacio Cartes la aumentara en un 36,5% en los últimos dos años, lo que obedece principalmente a la emisión de bonos soberanos en el mercado internacional. Dentro del paquete total, la deuda externa en el referido periodo pasó de US$ 2.598 millones a US$ 3.913 millones.
Kliksberg señala que hay dos tipos de deuda pública: improductiva y productiva. La primera es aquella en que se contratan fondos que finalmente van a parar a los bolsillos de especuladores financieros, para luego remesarlos a paraísos fiscales.
La productiva es aquella que sirve para financiar educación, salud, lucha contra la pobreza, inversiones empresariales, que significará claramente crear puestos de trabajo a gran escala o lograr competitividad para que los productos paraguayos lleguen en mejores condiciones a los mercados internacionales. Si los recursos contratados son canalizados en esas direcciones, no es un endeudamiento, es una inversión, dijo el economista argentino Bernardo Kliksberg.
Los países que más progresaron en el mundo no vacilaron en hacer endeudamientos productivos como EE.UU., un país deudor a gran escala, pues el monto de su deuda es equivalente a alrededor del 90% de su producto interno bruto (PIB).
Hay cierto dogmatismo sobre el endeudamiento público, especialmente en economías muy ortodoxas, donde se recomienda no endeudarse. “Eso es un error, el mundo no funciona así. Japón, Corea, Israel, se endeudan, pero en proyectos productivos que les permitieron crecer”, destacó.
Países como Paraguay, Argentina y Chile tienen en la región endeudamientos muy bajos como proporción del PIB y tienen un margen importante para contratar fondos, pero deben focalizarse en planes económicos que apunten al crecimiento, concluyó.