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El experto argentino detalló que un techo en la tasa de interés permitirá a los bancos, financieras y cooperativas hacer un análisis más apropiado sobre la condición real del deudor para asumir compromisos financieros. Es decir, si la persona tiene un riesgo alto y la tasa que le permite el sistema no justifica ese riesgo, el banco ya no podrá seguir endeudando a ese consumidor.
Explicó que con un interés libre, los entes financieros no tienen problema de endeudar a los consumidores elevando la tasa en función al riesgo, lo cual es sumamente peligroso y no permite hacer un análisis adecuado sobre la condición del deudor.
Según Panasiuk, el crédito demasiado abierto en la práctica no resulta sano, ya que hay personas que no deberían ser sujetos de crédito y no porque no se lo merezcan, ya que ante la ley todos tenemos los mismos derechos, sino porque muchas de ellas no están en condiciones de asumir compromisos financieros. “Lo que ha pasado en América Latina es que el crédito se ha abierto demasiado, con tasas muy altas, y el resultado es que hay millones de familias sobreendeudadas y estresadas a causa de las deudas”, expresó.
En nuestro país el tope a la tasa de interés se introdujo en setiembre del año pasado, y ha generado distintos tipos de reacciones a favor y en contra de la norma. Las entidades bancarias y comercios hablan de una reducción de más de US$ 40 millones en las ventas desde su implementación, y la baja de unas 50.000 unidades de dicho instrumento.
La tasa máxima actualmente se calcula con base en el promedio de los ahorros, por lo que la financiación de tarjetas se topeó muy bajo, 18,75% vigente para este mes, pero hace un año atrás el promedio en este segmento llegaba al 54% de interés anual.
Por ahora, en el Congreso se debate la posibilidad de corregir el método de cálculo de la tasa máxima y equilibrarla en un rango cercano al 30%.
Fomentar el ahorro
Por otra parte, Panasiuk recomendó a las autoridades a fomentar la aplicación de políticas basadas en el ahorro para el crecimiento de la economía y no basada únicamente en el crédito. Si bien el consumo también dinamiza la economía, y muchos países hacen esfuerzos, se endeudan para potenciar su crecimiento, pero hay que ver cómo finalmente esto está impactando en la salud financiera de sus habitantes.
Panasiuk recomendó finalmente aplicar la práctica del ahorro desde las bases en las familias, como también en las altas esferas del Gobierno como política de Estado en pos de un crecimiento estable y sostenible en el tiempo. “Es mucho mejor crecer estable y bien, que crecer de golpe y luego caer y no tener como sostenerse”, apuntó.