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Hace varias semanas, los túneles de Ñu Guasu, en la zona del Jardín Botánico, debieron estar habilitados, pero hasta ayer continúan clausurados y los trabajos, aunque ya menores, prosiguen.
Un cuadro parecido se observa en el viaducto. El viceministro de Obras, Juan Manuel Cano, había anticipado que lo habilitarían al tráfico de prueba la semana pasada, pero no fue así.
Mediante recorrido por la zona de obras se pudo comprobar ayer que hay máquinas trabajando en ambos sitios y que aún no permiten el paso de vehículos.
El director de Vialidad, Ignacio Gómez, informó que prevén para hoy una revisión final del viaducto para habilitarlo posteriormente.
El viaducto será el primero con estas características con que contará el país, explicó Gómez, refiriéndose a la sinuosidad de su estructura. Otro aspecto que lo hace diferente a cualquier viaducto que se haya construido es el proceso constructivo que seguieron, porque todos los componentes que utilizaron fueron totalmente prefabricados.
En el caso de los túneles, aún no hay fecha de habilitación.
Dos años de atraso
La ejecución de todo el proyecto tiene dos años de atraso, según el cronograma original.
Supuestamente el mes que viene debe estar habilitado el tramo comprendido entre la autopista Silvio Pettirossi y Primer Presidente. En tanto que la habilitación total de la autopista Ñu Guasu queda para marzo o abril del año entrante.
El monto original del contrato en el tramo 1 de la carretera donde están los túneles era de G. 112.799 millones, monto que sufrió una ampliación del 20%, hasta el tope que permite la Ley de Contrataciones Públicas. Con el ajuste el precio de este tramo subió a G. 135.000 millones. Las contratistas son Heisecke (José Luis Heisecke), Ocho A (Luis Pettengill) y Tecnoedil (Roque Ardissone).
En el tramo 2, los trabajos están a cargo de las empresas CIV SA (Isacio Vallejos) y M&T Construcciones (Julio Mendoza).
El monto original del contrato era de G. 85.339 millones, pero con la ampliación del 20% el monto subió a G. 103.000 millones .
Preocupa colapso
Debido a que todo el tráfico proveniente de Luque por Ñu Guasu desembocará en la avenida Artigas, se teme un inevitable cuello de botella en la zona del Botánico, a la salida de uno de los túneles.
Técnicos del Ministerio sostienen que el problema se subsanará con la habilitación de la segunda parte de la avenida Costanera, que está prevista recién para dentro de tres años.
Tampoco existe un plan de descongestión, asfaltando calles alternativas en la zona. En estas condiciones es muy probable que los automovilistas, al llegar a Artigas, se encuentren con un tráfico sobrecargado que les impida desplazarse a una velocidad razonable.