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Surgió como una opción delictiva importada y con el tiempo se ha convertido en un negocio próspero para algunos, mientras usuarios de ANDE, Copaco y Essap deben pagar las consecuencias.
Se trata del robo periódico de cables de cobre del servicio telefónico de Copaco y de cables de aluminio del tendido eléctrico de ANDE.
Essap también es víctima del robo de caños y codos de metales, especialmente de bronce, utilizados en sectores de mucha presión.
Las tapas de hierro de medidores de agua y luz igualmente son objetos de robo y hubo casos en que barrios enteros amanecieron sin estos implementos metálicos.
Las industrias recicladoras son apuntadas como los principales destinos de los cables y tapas de registros robados al aportar suficiente cantidad de cobre, aluminio, bronce y hierro para la fabricación de objetos de valor comercial.
El 27 de julio de 2004, 22 puestas a tierra de la línea de protección de la red de media tensión de la ANDE en Salto del Guairá fueron robadas por desconocidos en el trayecto a La Paloma.
Según la policía, varios otros casos se repitieron en la amplia región fronteriza con Brasil.
El comercio de los conductores metálicos arroja pingües ganancias a los malhechores, quienes de acuerdo a los datos conocen de electricidad solo lo suficiente para interrumpir la línea viva y robar los cables.
Así también proceden en las zonas de Cambyretá y Alborada (Itapúa), donde grupos de delincuentes se apoderan de los cables y dejan sin luz y teléfono a comunidades enteras, provocando daños millonarios.
Tanto la ANDE como Copaco sostienen que este nuevo tipo de delincuencia ocasiona perjuicios siderales porque no solo deben ser repuestos los cables robados o perjudicados sino los daños emergentes, como costos de traslado, vehículos, combustible, personal y viáticos, entre otros.
La policía no puede hacer gran cosa porque los robos ocurren generalmente de noche y en lugares alejados de poblaciones, sostuvo la fuente tras explicar que el ingenio delincuencial de personas que hasta ahora no han sido identificadas significa dolores de cabeza permanentes para los servicios públicos.
Se trata del robo periódico de cables de cobre del servicio telefónico de Copaco y de cables de aluminio del tendido eléctrico de ANDE.
Essap también es víctima del robo de caños y codos de metales, especialmente de bronce, utilizados en sectores de mucha presión.
Las tapas de hierro de medidores de agua y luz igualmente son objetos de robo y hubo casos en que barrios enteros amanecieron sin estos implementos metálicos.
Las industrias recicladoras son apuntadas como los principales destinos de los cables y tapas de registros robados al aportar suficiente cantidad de cobre, aluminio, bronce y hierro para la fabricación de objetos de valor comercial.
El 27 de julio de 2004, 22 puestas a tierra de la línea de protección de la red de media tensión de la ANDE en Salto del Guairá fueron robadas por desconocidos en el trayecto a La Paloma.
Según la policía, varios otros casos se repitieron en la amplia región fronteriza con Brasil.
El comercio de los conductores metálicos arroja pingües ganancias a los malhechores, quienes de acuerdo a los datos conocen de electricidad solo lo suficiente para interrumpir la línea viva y robar los cables.
Así también proceden en las zonas de Cambyretá y Alborada (Itapúa), donde grupos de delincuentes se apoderan de los cables y dejan sin luz y teléfono a comunidades enteras, provocando daños millonarios.
Tanto la ANDE como Copaco sostienen que este nuevo tipo de delincuencia ocasiona perjuicios siderales porque no solo deben ser repuestos los cables robados o perjudicados sino los daños emergentes, como costos de traslado, vehículos, combustible, personal y viáticos, entre otros.
La policía no puede hacer gran cosa porque los robos ocurren generalmente de noche y en lugares alejados de poblaciones, sostuvo la fuente tras explicar que el ingenio delincuencial de personas que hasta ahora no han sido identificadas significa dolores de cabeza permanentes para los servicios públicos.