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Añade que debe aplicarse el control biológico y/o químico, considerando el nivel de ataque de la plaga, atendiendo la fase vegetativa, la cantidad de insectos y la desfoliación de la planta y la rotación de principios activos de productos fitosanitarios, son las principales recomendaciones.
Igualmente, la rotación de cultivos, la adopción de un 20% para áreas de refugio, la destrucción de restos de cultivos y dejar al suelo sin cultivo con periodos libres de hospedantes alternativos.
En cuanto al control químico, la propuesta técnica es centrarse en eliminar las orugas en sus primeros estadios, atendiendo que es un insecto propenso a desarrollar resistencia, pero que existe una gran cantidad de principios activos que se pueden emplear para combatirla.
La helicoverpa es considerada una de las plagas agrícolas más graves en todo el mundo, que causa grandes pérdidas debido a su alto potencial reproductivo, movilidad, rapidez, polifagia y diapausa, que hace que tenga una buena adaptación.
Es una plaga importante, puede atacar a más de 60 especies de plantas pertenecientes a más de 47 familias (como la soja, el algodón, el sorgo, el maíz, el girasol, el maní, frijol, tomate y pimiento verde).
En las leguminosas de grano, que son alimentos básicos para la población de muchos países, se observaron niveles de destrucción de hasta un 80% de la cosecha. De la presencia de esta plaga en nuestro país se informó en octubre del año pasado, luego de confirmar la identificación de muestras de larvas de diferentes instares y adultos, colectadas en Canindeyú, Itapúa, Alto Paraná y San Pedro.